Como la miel al diamante. “Amar a los jóvenes en las cosas que les agradan”

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VERSIÓN INTERACTIVA

Siguiendo las pistas del soplo espiritual con el que San Francisco de Sales inspira el modo de amar de Don Bosco, nos encontramos con esta versión de “la caridad pastoral con dinamismo juvenil” propia de nuestro carisma.

Escribe San Francisco: “No, Filotea, la devoción (que es plenitud y agilidad en el amar) nada echa a perder cuando es verdadera; al contrario, todo lo perfecciona y, cuando es contraria a la vocación de alguno, es, sin la menor duda, falsa. La abeja, dice Aristóteles, saca su miel de las flores sin dañarlas y las deja frescas y enteras, según las encontró; pero la verdadera devoción todavía hace más, porque no solo no causa perjuicio a vocación ni negocio alguno, sino, antes bien, los adorna y embellece”.

Agrega: “Las piedras preciosas, introducidas en la miel, se vuelven más relucientes, cada una según su propio color; así también cada uno de nosotros se hace más agradable a Dios en su vocación, cuando la acomoda a la devoción”.

El amor salesiano que nos inunda se hace más amor, brilla aún más, al pasar por el corazón de los jóvenes.

Habitar sus corazones, hacerse jóvenes

En la misma Carta de Roma de 1884, Don Bosco formula este principio: “Amar a los jóvenes en las cosas que les agradan, participando en sus inclinaciones infantiles, así van a aprender a ver el amor también en aquellas cosas que les agradan poco”. El amor salesiano es para él presencia empática.

Es la propuesta de un amor que toma la iniciativa, ama primero, saliendo de sí mismo para ir al encuentro del mundo interior que viven los jóvenes, sus gustos, “las cosas que les agradan”.

Es un modo de amar que modula el corazón de los educadores en la sintonía de la sensibilidad juvenil y los hace partícipes de sus sueños, diversiones, alegrías e intereses.

¿Fuente de la eterna juventud?

Y por una especie de alquimia espiritual, este amor mantiene joven y fresco el corazón de los educadores. Como dice la letra de la canción inspirada en la última homilía del P. Fernando Peraza:

¡Pues amar los hijos te hace joven!… Qué prodigio extraño: Que hasta el viejo abuelo salesiano es un “viejo-muchacho” ¡Siempre joven es el rostro del amor si deja el cálculo! Y es feliz si el otro vive, corazón samaritano.

Un amor liberador

En el pensamiento de Don Bosco, toda relación con los jóvenes se hace “amor educativo”. “Así van a aprender a ver el amor también en aquellas cosas que les agradan poco”. La amorevolezza salesiana es una iniciativa que no se agota en sí misma, sino que estimula y hace crecer a los jóvenes. Tiene intencionalidad. Provoca la reciprocidad.

Esa cercanía feliz, empática y amigable, lleva entretejida entre sus pliegues el mismo amor de Dios. Contagia, hace vibrar el corazón de los jóvenes, con el dinamismo vivaz y luminoso de la Pascua de Jesús.

¡Es muy hermoso amar así!

VERSIÓN INTERACTIVA

Por P. Luis Timossi, SDB. CSFPA

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