El Liceo Camilo Ortúzar Montt vivió una jornada llena de emoción y gratitud con la ceremonia de premiación a la excelencia estudiantil. El gimnasio del establecimiento se convirtió en un espacio de encuentro y celebración, donde familias, docentes y estudiantes compartieron la alegría de reconocer el esfuerzo y los valores que marcan la vida escolar.
La actividad se desarrolló en dos momentos: primero, con los cursos de séptimo básico a tercero medio, y luego con los más pequeños, desde prekínder y de primero hasta sexto básico. En cada instancia, los alumnos destacados recibieron un diploma y un obsequio, símbolos sencillos pero llenos de significado, que reflejaron su compromiso, perseverancia y capacidad de ser testimonio para sus compañeros.
Los reconocimientos abarcaron diversas áreas que reflejan la formación integral del COM: responsabilidad, respeto, compañerismo, superación, artes, deportes y compromiso salesiano. Cada entrega fue acompañada por aplausos y sonrisas, en un ambiente que reafirmó la unidad de la comunidad educativa.
Uno de los momentos más significativos fue el mensaje de la rectora, Cecilia Figueroa, quien destacó la importancia de valorar no solo los logros académicos, sino también la calidad humana y el sello salesiano que cada estudiante lleva consigo:
“Hoy celebramos la excelencia que va más allá de las notas y los promedios. Reconocemos la perseverancia, la responsabilidad y la alegría que ustedes transmiten en su vida escolar. Este es un testimonio que inspira a otros jóvenes y que refleja los valores salesianos que nos acompañan: razón, religión y amor. Queremos que sigan creciendo, cuidando sus talentos y creyendo en ustedes mismos, porque son capaces de alcanzar grandes metas. Felicitamos a cada uno de ustedes y agradecemos a las familias que han estado presentes en este camino”.
El padre Sergio Astorga, por su parte, realizó la bendición y entregó sus mejores deseos a los estudiantes para el próximo año, invitándolos a vivir con esperanza y confianza en sus capacidades. Sus palabras recordaron que la verdadera excelencia se construye día a día, con alegría y servicio, y que cada talento es un regalo que puede ponerse al servicio de los demás.
La ceremonia, cercana a la Navidad, se convirtió también en un recordatorio del mensaje de amor y esperanza que trae el nacimiento de Jesús, inspirando a todos a vivir con gratitud y solidaridad.
La premiación no solo celebró logros individuales, sino que reforzó la misión del COM de formar jóvenes íntegros, protagonistas de su propia historia y portadores de los valores salesianos. Con el cierre de este ciclo, la comunidad educativa se proyecta hacia un futuro lleno de nuevas metas y desafíos, confiando en que cada estudiante seguirá creciendo en un entorno que fomenta el aprendizaje, la espiritualidad y la convivencia.