Moverse entre cuatro paredes

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Se habla mucho de hacer deporte en casa para combatir el estrés, pero no es fácil. Sin espacio para correr ni andar en bicicleta, sin trotadora ni pesas, sin un gimnasio en la casa. A veces, es el departamento chiquito y solo las ganas. Bueno, eso es suficiente. Sí, porque el ejercicio se adapta a lugares y situaciones, pero siempre es necesario. Y ahora, más que nunca. Pueden ser solo 20 minutos del día, pero 20 minutos que hacen la diferencia.

Rodrigo Melgarejo es preparador físico de la Unión Española y comentó que “a nivel profesional, no todos los jugadores tienen casas gigantes, patio y ni siquiera un lugar adaptado para el ejercicio. Pero siempre hay una rutina para cada caso. Por eso, nosotros nos preocupamos de conocer a cada jugador y yo envío distintas alternativas de trabajos. Estas son pensando en el que tiene de todo y en el que no tiene prácticamente nada en casa. Todos pueden mantenerse bien”.

Brayan Jara es récord nacional Sub 18 corriendo los 1.500 metros planos. El angelino cuenta que vive en una zona rural y puede salir a correr, “porque acá no me topo con nadie, pero sé que decretarán cuarentena y ahí hay que ser responsables y encerrarse. Soy atleta clasificado al Sudamericano, pero en mi casa solo tengo una colchoneta y un par de pesas. Nada más. Me gustaría una trotadora, pero me las tengo que arreglar así. Igual es raro no salir, porque lo mío es el espacio abierto”.

El técnico de fútbol Jorge Garcés expresó que “la actividad física es fundamental, porque si no te vuelves loco, te echas y el ánimo también. La familia, el deporte, la música y el arte son las cosas que te mantienen bien cuando no puedes salir. Acá se habla mucho de que los deportistas vuelvan bien en lo físico cuando retorne la competencia, pero a mí me preocupa lo psicológico. El encierro no es fácil para nadie. Imagínate el chico del colegio, a esta edad necesitas jugar, correr, saltar”.

Con lo que sea

El baile es uno de los ejercicios más familiares y de dificultad básica, lo que lo convierte en una de las mejores recomendaciones en esta época. “Para la persona que no hace nada y está viendo una opción de empezar a moverse en este período, lo más recomendable es buscar algún video en YouTube de una clase de zumba, pero hacerla a su ritmo. Está demostrado que el ejercicio cardiovascular, a baja intensidad, es donde está la mayor tasa de oxidación de grasa”, explica Felipe Alonso, magíster en rendimiento deportivo.

El profesional agrega que “el ejercicio te mantiene fuera de riesgos cardiovasculares, baja el colesterol, libera la hormona de la felicidad, mejora los niveles de azúcar, sal y todo. La recomendación va por ahí, ya que también te ayuda a ordenar tu día, iniciando o terminándolo con deporte. Mejora el cuerpo, la cabeza y se lleva mejor psicológicamente todo lo que está pasando”.

Hay que vivir

Felicidad, palabra clave de una etapa que no es para “sobrellevar” ni “sobrevivir” diariamente. Hay que vivir el encierro como una etapa más y disfrutarla, más allá de todas sus dificultades. El ejercicio funciona siempre acompañado de una buena alimentación, aspecto difícil de controlar por la ansiedad que provoca el encierro. Parece que la desesperación lleva a comer más, a picar algo en cada viaje a la cocina.

El kinesiólogo Franco Fuentes comenta que “pegarte en la tele te hace comer mal. Debes moverte, y el mayor error es hacer rutinas de una hora y terminar muerto, porque en tres días lo más seguro es que no harás nada. Hay una palabra muy importante, que es progresión desde el acondicionamiento físico a entrenar con un objetivo. Si digo que empezaré un lunes, haré 20 minutos, por ejemplo. Pero si llevo 15 minutos y no puedo más, déjalo ahí. El deporte no debe quitarte energía, sino que debe dártela”.

Recomiendan levantar bidones, saltar la cuerda, bailar, hacer sentadillas, flexiones. Cosas que se ven sencillas, pero que el teletrabajo, los niños y el cansancio mental a veces nos impiden tomar la decisión de hacerlo. Siempre parece que “falta tiempo”. Tal vez, solo falta un poco de actitud.

Por Paulo Inostroza, periodista

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