Editorial 214

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Queridos hermanos de la Familia Salesiana: Como es tradición, el Rector Mayor, don Ángel Fernández Artime, ha presentado a mitad de año las líneas generales y el lema del Aguinaldo 2022 para la Familia Salesiana. El próximo año se celebra el IV Centenario de la muerte de San Francisco de Sales, así que el tema no podría ser otro que el de la espiritualidad del santo que inspiró el carisma salesiano de Don Bosco, en especial cuando se trataba de definir el estilo educativo y evangelizador: “Haced todo por amor, nada a la fuerza”.

Don Bosco quedó profundamente impresionado por la extraordinaria figura de este santo. Siendo joven seminarista hizo este propósito antes de su ordenación sacerdotal: “La caridad y la dulzura de San Francisco de Sales me guíen en todo momento”. Y en las Memorias del Oratorio Don Bosco declara: “El Oratorio comenzó a denominarse de San Francisco de Sales […] porque nuestro ministerio exige gran calma y mansedumbre; nos pusimos bajo la protección de este santo a fin de que obtuviese de Dios la gracia de imitarlo en su extraordinaria mansedumbre y en la conquista de las almas”.

Don Ángel Fernández Artime expresa que el Aguinaldo del próximo año, por tanto, “será una magnífica oportunidad para reconocerse y encontrarse en la espiritualidad de San Francisco de Sales y para valorar mucho más las magníficas características que tiene el espíritu salesiano de Don Bosco, así como los preciosos valores de la espiritualidad juvenil salesiana […], nos sentiremos llamados a ser hoy más salesianos con el espíritu de San Francisco de Sales”.

Esta es probablemente la propuesta más revolucionaria de San Francisco de Sales. La dulzura del corazón es un reflejo de la misma confianza, siempre abierto a la acción de Dios y siempre destinado a la plenitud de la vida. Dulzura y amorevolezza son planteamientos misioneros, encaminados a facilitar al máximo posible, en cada circunstancia y situación, el encuentro entre gracia y libertad en el corazón de quien está delante de mí. Por tanto, no es cuestión solo de buenos modales.

Si pensamos cómo Don Bosco reinterpretó esta amorevolezza en su sistema educativo, se comprenden las profundas motivaciones en las que se alimenta, exactamente como sucedió con San Francisco de Sales. Todo esto nos habla de la pasión educativa y evangelizadora de Don Bosco, quien, en la presencia del Señor en la Eucaristía y en la fuerte presencia de María en la vida del Oratorio, en medio de sus muchachos, encontraba la fuerza cotidiana para hacer realidad el “Da mihi animas, caetera tolle”.

En la vertiente comunicadora de San Francisco de Sales existe un espléndido acuerdo entre, por un lado, el amor y el interés por la reflexión, y por el otro, la cultura, el humanismo en sus más bellas expresiones, para promover, alentar, armonizar creando y fomentando el diálogo. También en esto tenemos en Don Bosco a un gran discípulo que sigue el celo del maestro, con los nuevos medios a su disposición, la prensa popular de masas: 318 obras publicadas por Don Bosco en 40 años…, en promedio, una obra cada menos de dos meses. Y, al mismo tiempo, es para nosotros un mensaje de gran actualidad y un verdadero desafío en el mundo presente, donde la comunicación está en el centro de la realidad. Comuniquemos con pasión el Evangelio.

Con afecto, P. Carlo Lira Airola, Inspector

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