¡María Auxiliadora camina hoy por nuestras comunidades educativas!

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Recordar nuestro origen es mirar a Mornés y contemplar el anuncio recibido un 5 de agosto de 1872, por don del Espíritu Santo e intervención de María, iniciándose así la historia de salvación que juntos, hermanas, laicos y jóvenes, vamos escribiendo a lo largo de los años y en tantos lugares.

Celebramos 150 años que encuentran su sentido en la acción y llamado de Dios. Las primeras Hijas de María Auxiliadora, mujeres jó- venes, dispuestas a responder a las mociones que el Espíritu Santo suscitaba en sus corazones, dijeron sí al llamado de entregar la vida a la misión. Se lanzaron generosas a la construcción de un nuevo proyecto que también crecía en el corazón de Don Bosco y Madre Mazzarello.

En 2018, Madre Yvonne Reungoat anunció un trienio de preparación para la celebración de las 15 décadas de esta familia religiosa, toda de María. En 2019 nos acompañaron las palabras de Madre Mazzarello: “Demos gracias de verdad al Señor, que nos hace tantas gracias” (L 37,10), evidenciando nuestra infinita gratitud a Dios por la abundancia de gracia con que nos colma. En 2020 profundizamos la consigna “A ti te las confío”, palabras que María dirigió a Madre Mazzarello, y este último año resuenan nuevamente sus palabras cuando escribió a las misioneras: “¡Adelante! con corazón grande y generoso” (L 47, 12), invitación a vivir la contemporaneidad con esperanza y valentía.

Estos tres años de preparación nos han motivado para redescubrir a María Dominga Mazzarello, la joven Maín, con una clara identidad de mujer “contemplativa en la acción”, característica humana y espiritual que resalta la dimensión profética y misionera de su espiritualidad. Su vida nos sigue desafiando a celebrar juntos la fuerza generativa del carisma de Don Bosco, vivido en femenino, en fidelidad creativa, como en Mornés y Nizza Monferrato, junto a las primeras comunidades, con los jóvenes y laicos (Circular N. 1014).

El modelo educativo para cada uno de nuestros ambientes hoy es Mornés, la Casa del amor de Dios, lugar no exento de dificultades y desafíos. Fue allí donde las hermanas vivieron el rechazo de sus coterráneos; el pueblo esperaba que se construyera un colegio para varones, no siendo bien vista la promoción de la mujer en la época, razón por la que fueron aisladas e, incluso, maltratadas.

Madre Mazzarello y nuestras primeras hermanas quizás nunca pensaron en el alcance que tendrían sus acciones en el tiempo. El sí que dieron al Señor proyectó al Instituto en todo el mundo. De un pequeño pueblo italiano con escasos recursos nació el deseo de responder a las necesidades educativas de niñas y jóvenes que carecían de instrucción académica y en una sociedad que las sesgaba.

Celebrar 150 años en medio de un contexto desafiante, sea por la crisis climática, pandemia, guerra o tantas situaciones de violencia, podría parecernos ilógico y hasta inapropiado, pero dependerá de nuestra mirada, si esta se detiene en los sucesos sin vislumbrar en ellos la obra de Dios que traza su historia de Salvación con nosotros.

Esta fiesta es de todos, de nuestros queridos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que son el corazón de cada acción y centro de nuestros sueños y proyectos; de todos los educadores, profesores, asistentes, técnicos y cada miembro de nuestra comunidad que contribuye a su formación integral; de las familias que optan por nuestro proyecto educativo.

Es fiesta también para la Familia Salesiana, que comparte el sueño de Don Bosco y que quiere seguir las huellas de Jesús Buen Pastor, y de nosotras, las hermanas, que en nuestras pobrezas y riquezas hemos elegido amar a Dios en medio de los jóvenes que la Auxiliadora nos confía.

Celebramos también haciendo memoria agradecida por quienes ya celebran la fiesta eterna con Dios, los de nuestro país y en los otros 96 donde estamos presentes. Celebramos la fiesta del futuro, porque seguimos soñando con nuestros patios llenos de alegría y juegos, ambientes de familia para las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que vendrán. Seguimos soñando con tantas jóvenes buscadoras de Dios, vocaciones que el Señor llama para seguir construyendo su proyecto de amor.

El lema de este año recuerda un momento y una presencia: María camina en esta casa. Palabras que Don Bosco dirigió a las hermanas en Nizza Monferrato, al final de su vida, donde reconoció la presencia de la Auxiliadora entre ellas. Esta hermosa experiencia espiritual se convirtió en convicción para cada comunidad a lo largo de la historia.

¡Gracias a todos los que hacen de esta familia religiosa, signo y expresión del amor del Señor! ¡Bendecida celebración de los 150 años del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora!

Por Sor Ximena Oyarzo, Hermana Provincial FMA

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