Atreverse a soñar como Don Bosco

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Hace exactamente 12 años, dos jóvenes alumnos de los colegios salesianos de Concepción y La Serena daban sus primeros pasos en el camino de discernimiento de la vocación religiosa. Luego de nueve años de formación y seis de votos temporales, el pasado 30 de enero realizaron su profesión perpetua, asumiendo, para siempre, votos de obediencia, pobreza y castidad como salesianos de Don Bosco.

Daniel Cerda y Marcelo Rojas comenzaron a preguntarse sobre su vocación en plena adolescencia. Ambos tienen 27 años de edad y coinciden en haber participado en la pastoral de su colegio y en el centro de alumnos.

“Recuerdo, sobre todo, la presencia y testimonio de los salesianos que estaban en ese momento: el P. Alfonso Horn y el P. Sergio Astorga”, expresa Daniel sobre su paso por el colegio salesiano de Concepción.

“Cuando entré al colegio me calzó esa frase de que María Auxiliadora te lleva de la mano a la casa salesiana. También me llamó la atención el ambiente familiar y los salesianos presentes en el patio”, recuerda Marcelo en su paso por la Escuela Industrial Salesiana de La Serena.

Don Bosco y el oratorio

Fueron dos hechos los que marcaron la vida de estos jóvenes y que motivaron su discernimiento: la visita de la urna de Don Bosco a Chile, en 2009. La gran devoción que despertó la reliquia en nuestro país, fue algo que cautivó a Daniel profundamente y lo llevó a seguir el mismo camino del santo de la juventud.

“Su paternidad muy ligada a su ser educador, como un pastor que te lleva a Dios, te anima y acompaña con un proyecto. Eso fue lo que me deslumbró de él”, expresa Daniel.

Durante la misma época, Marcelo visitaba el oratorio de una escuela rural. La alegría del sacerdote y tirocinante que en ese tiempo los acompañaba lo llevó a preguntarse ¿qué lo motiva a estar así? y ¿por qué no puedo seguir lo mismo?

“Don Bosco decía: todos son bienvenidos a una casa salesiana. El ambiente de familiaridad que se ve en nuestras obras, desde el portero hasta el director, pasando por los profesores, apoderados, exalumnos, etc., no se ve en otros colegios. Donde esté, me gustaría seguir fomentándolo”, reflexiona Marcelo.

¡Atreverse a soñar!

En un tiempo difícil, estos jóvenes celebraron su profesión perpetua en las vísperas de la fiesta de Don Bosco. Para ellos, su vocación salesiana es un regalo y su labor es cuidar este gran don de Dios.

“(el art. 62 de las Constituciones Salesianas) dice: ‘Queremos testimoniar a los jóvenes que Dios existe y que su amor puede llenar una vida’, y creo que la vida es un camino en el que vas descubriendo su presencia. Eso llena tu corazón y te hace feliz”, recuerda Daniel.

Confirmar que la Iglesia sigue viva fue la motivación de Marcelo para realizar sus votos perpetuos. “A pesar de todos los contextos adversos, la Iglesia sigue dando vocaciones y seguimos presentes, aun con limitaciones, respondiendo sí al Señor, por los jóvenes y la congregación”.

Su mensaje para los jóvenes que están viviendo un proceso de discernimiento vocacional es claro: ¡Atreverse a soñar! “Creo que si Don Bosco no hubiera soñado y no se hubiera atrevido a dar el paso, ninguno de nosotros estaría hoy acá. La experiencia de soñar, arriesgarse y animarse es parte importante de este proceso”, reafirmó Marcelo.

Hay algo que ambos comparten de la vida religiosa: “Como cualquier otra vocación, la vida salesiana es una aventura y no hay que tenerle miedo a eso”.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Karina Velarde, periodista 

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