“No teman afirmar que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer…”

Así lo sostuvo el Arzobispo de Santiago en su homilía durante la misa que presidió el domingo 30 de diciembre, en la Catedral Metropolitana, con ocasión de la fiesta de la Sagrada Familia.

La misa fue concelebrada por el padre Jaime Ortiz de Lazcano, asesor arquidiocesano del Movimiento Sagrada Familia de Nazaret, que organizó esta liturgia y cuyos miembros repletaron el templo y participaron con fe y entusiasmo en la celebración.

En su homilía, monseñor Ezzati invitó a los presentes a difundir el amor de Dios entre todos, “de tal manera que también en el tiempo de hoy, en la cultura de hoy, el testimonio de vida de cristianos auténticos, que viven en el amor de Dios y que hacen presente ese amor en la vida de los hermanos resplandezca como una luz, que invite a muchos otros a unirse a aquellos que siguen y se hacen discípulos del Señor. Si hay una debilidad que tenemos que reconocer con humildad en nuestro tiempo es que el conocimiento del Hijo de Dios, el conocimiento del Evangelio, el conocimiento de la vida cristiana ha mermado enormemente, por culpa nuestra, también, porque los papás no han sabido transmitir la fe a sus hijos, porque la sociedad los ha llenado de tantos y tantos anuncios de libertad y de felicidad que han resultado falaces, porque tal vez no hemos tenido la valentía de vivir de acuerdo al espíritu, haciéndonos discípulos y misioneros de Jesús”.

Los movimientos eclesiales: una nueva experiencia de vida cristiana

El Arzobispo de Santiago continuó señalando que “yo estoy convencido de que de los movimientos de la Iglesia, de todos los movimientos, que buscan conocer y vivir más íntimamente la vida de Dios y que buscan vivir la fraternidad y difundirla en el mundo, nacerá una nueva experiencia de vida cristiana, también para muchos que se han alejado o para muchos que nunca han conocido al Señor”.

Al referirse a la Fiesta de la Familia de este domingo 30 de diciembre, monseñor Ezzati resaltó la imagen de la Familia de Nazaret y el hecho de que Jesucristo dedicó tres años en dar a conocer su mensaje y tres días para su entrega en la pasión, muerte y resurrección. “Pero Jesús quiso emplear treinta años para mostrarnos, para revelarnos el valor de la familia”, precisó.

Un amor efectivo a los hijos

Luego, el pastor afirmó que la vida de los hombres y las mujeres que forman una familia “será una vida verdadera, será una vida fuerte si Dios entreteje su vida con la de ustedes, si ustedes entretejen su vida con la de Dios. Sin Dios, la vida de una familia es un hilo frágil que se puede romper a cada lado y en cada momento, pero unidos a Dios se vuelve una cuerda firme, que nada ni nadie, ninguna dificultad podrá romper”.

El Arzobispo de Santiago resaltó también la misión que los padres tienen respecto de sus hijos, los cuales, dijo, “necesitan ser amados, y ser amados hasta cuando se den cuenta de que son amados. Muchas veces se equivocan, pero es solamente el amor el que salva. No olviden nunca que la verdadera educación es cosa del corazón, en primer lugar”.

La libertad al servicio de la verdad y del amor

Por último, monseñor Ezzati, reiteró el valor que la Iglesia asigna a la familia en la sociedad actual y, uniéndose a recientes palabras del Papa Benedicto XVI, precisó que “no debemos sentir que es una ofensa a nadie proclamar que la familia es la unión de un hombre y una mujer, para que se amen y para que ese amor sea fecundo. No por nada las encuestas hechas en nuestro país nos dicen que el valor que más aprecian los chilenos es el valor de la familia. Por consiguiente, no tengan miedo, al contrario, seamos hombres y mujeres que tienen razón y que esa razón está sostenida por la fe, que no tiene miedo de proclamar el valor esencial, insustituible de la familia. Nada ni nadie debiera obstaculizar o frenar este bien, ni las leyes, ni las costumbres, ni pretensiones de cultura.

“Sabemos que la libertad es un don muy grande que debemos apreciar y defender. Pero el primer valor no es la libertad, el primer valor es la verdad y el amor, y la libertad tiene que estar siempre al servicio de la verdad y del amor”.

No siempre la ley expresa la verdad de las cosas

Monseñor Ricardo Ezzati prosiguió su homilía advirtiendo que “en nuestros días se pretende darle nombre de familia a cualquiera realidad social”. Resaltó que “nosotros estamos llamados a defender que la familia, como Dios la ha querido y como nuestra razón la descubre, es la unión entre un hombre y una mujer, como les decía, destinados al amor recíproco y destinado a la fecundidad de la vida. No es un bien para Chile que la familia se pueda confundir o se la quiera confundir. Nosotros, como cristianos, tenemos que tener el corazón abierto a todas las realidades, pero debemos tener también la valentía de llamar por su nombre a estas realidades y decir que la familia es lo que es, y no cualquier cosa que algunos pueden pretender. Aunque eso llegue a ser reconocido por una ley, no significa que la ley exprese la verdad de las cosas.

Es un tema muy delicado para el bien y el futuro de Chile. Yes por eso que estamos llamados a reflexionar, a discernir desde la verdad, iluminados por al Palabra de Dios sobre este bien intransable de nuestra sociedad.

Defender la familia es un signo de civilización

Dios quiera que en Chile una cultura superficial no permita que la familia quede dañada y quede obscurecida y que, al contrario, que todos, desde los más humiles hasta los más grandes, desde quienes no tienen ningún poder hasta aquellos que tienen el poder político, puedan sentir que defender a la familia, promover la familia, es un signo de civilización, un signo de gran cultura”. El pastor pidió a Dios que a todos “nos conceda la fuerza para trabajar por la verdad y nos regale seguir viviendo en ese santuario de la vida y del amor que son nuestras familias”.

Jaime Alarcón, miembro de la comisión arquidiocesana del Movimiento Sagrada Familia de Nazaret, que próximamente cumplirá 20 años en Santiago, dijo que en la sociedad actual la familia cristiana tiene la misión de “no dejarse llevar por esta sociedad tan materialista, lo que es una lucha constante, y de animar a los matrimonios a que tengan un encuentro con Jesucristo”.

Fuente Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl

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