Asamblea Inspectorial: “No pongamos el vino nuevo en odres viejos”

En el Centro de Espiritualidad de Lo Cañas se está desarrollando la Asamblea Inspectorial de los Salesianos, instancia fraterna de oración, reflexión y trabajo destinada a abordar tres importantes temas para la misión en el país.

Los objetivos de estos días son: aprobar el Proyecto de Animación Vocacional, reflexionar y discernir acerca de la Vocación del Salesiano Coadjutor y aportar a la elaboración del proyecto de Rediseño Inspectorial.

“Queremos dejarnos guiar por el Espíritu para vivir intensamente estos días en la reflexión, la fraternidad y en la resignificación de nuestra Inspectoría”, comentó el Provincial, P. Alberto Lorenzelli, en el mensaje de apertura de este lunes 16 de mayo.

En su alocución, el P. Alberto compartió algunas de las indicaciones finales ofrecidas por el Rector Mayor de la Congregación, P. Ángel Fernández, en la conclusión de la Visita de Conjunto efectuada en Paraguay durante marzo pasado, instancia de animación continental que congregó a los superiores generales con los superiores de las inspectorías de Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay.

Algunas de estas indicaciones fueron:

El cuidado y crecimiento de la identidad salesiana en la región, haciendo lo necesario para que no se diluya lo esencial de la vida consagrada y la pasión apostólica;

En el actual momento histórico poner energías en el proceso de rediseño garantizando las prioridades de la vida vocacional;

La misión compartida con los laicos es una opción que no se puede dejar, es identitaria;

La misión salesiana interpela constantemente en los jóvenes más pobres; llama a salir de la zona de confort, de las seguridades, a no estancarse;

Trabajo constante y cuidadoso para garantizar la honestidad de nuestras instituciones, así como la personal, y garantizar la transparencia económica y el uso impecable de los bienes;

Cuidar la formación, que parte del cuidar la vida y vocación de cada salesiano para tener el corazón del Buen Pastor, como Don Bosco;

Continuar preparando el terreno para esa internacionalidad e interculturalidad que es signo del mundo que se mueve, signo de una Iglesia abierta;

Finalmente, en el terreno de la Comunicación Social, seguir teniendo visibilidad y a crecer en la capacidad de los hermanos como comunicadores, que es mucho más que el uso de medios y de su tecnología.

Nuevos modos de actuar el carisma

En alusión a la parábola del Evangelio del Vino Nuevo, el P. Alberto manifestó a los participantes de la asamblea el deseo de que el trabajo esté orientado a  “no poner el vino nuevo en odres viejos”.

“...No cabe duda alguna de que en nuestra Vida Consagrada hay buen vino… Corresponde a cuantos han recibido el don de gustar el buen vino la responsabilidad de dar vida a ‘nuevos modos de actuar el carisma’, con ‘nuevas iniciativas y formas de caridad apostólica’, de forma que se mantenga siempre actual. En eso consiste la fidelidad creativa y dinámica a la que como salesianos estamos llamados”.

Hemos de constatar -explica el Provincial- que muchas veces cedemos a la tentación de poner el vino nuevo en odres viejos, con lo cual el buen vino se pierde o, al menos, pierde su sabor, y la Vida Consagrada salesiana puede dejar de tener el atractivo y la significatividad evangélica que la deberían cualificar.

Vino nuevo es, indica el P Alberto:

- Vivencia radical del Evangelio.
- Modo evangélico de vivir el servicio de la autoridad, a ejemplo de Jesús.
- Encarnar el carisma con clara opción por los más pobres y en dirección a las “periferias existenciales”.
- Formación integral, continua y acompañada.
- La espiritualidad de comunión.
- Auténtica vida fraterna en comunidad.
- Simplificación de las estructuras, dando prioridad a la persona.
- Mirada “simpática”, abierta y dialogante sobre el mundo.
- Clara conciencia de la eclesialidad.
- Entrega a los jóvenes con el mismo espíritu de Don Bosco.

Odres viejos son, indica el Provincial:

- Estructuras que no están al servicio de la persona.
- El autoritarismo, el poder o el simple dejar hacer para no complicarse la vida.
- Formación que no responde a las necesidades de la persona.
- Vida de comunidad que no es ni humana ni humanizante.
- Elementos en la vida de los salesianos que no dejan trasparentar la belleza, la alegría y el dinamismo del Evangelio.
- Tiempos dedicados a la gestión de nuestras obras en desmedro del tiempo que tenemos que dedicar a “estar con los jóvenes”.

Concluye el P. Alberto indicando que la vida consagrada salesiana tiene el desafío de poner el vino nuevo en odres nuevos, porque en la respuesta a este desafío “se juega mucho su credibilidad y su significatividad evangélica”.

Fuente: Comunicaciones Salesianos

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