Liceo San José cierra año escolar con Eucaristía

El Liceo San José celebró la Eucaristía que puso fin al año escolar, una instancia marcada por el encuentro, memoria agradecida y esperanza compartida.

Estudiantes, educadores, familias y equipos de trabajo se reunieron para dar gracias por lo vivido: los logros alcanzados, desafíos enfrentados, aprendizajes silenciosos y gestos de amor que dieron forma a un año lleno de historias y rostros.

La liturgia fue vivida como un momento de reencuentro con Dios y con el sentido más profundo de la misión salesiana, recordando que educar no es solo transmitir conocimiento, sino acompañar la vida y alimentar el corazón de niños y jóvenes.

En su mensaje, se destacó la importancia de mirar el año con ojos de gratitud“No todas las batallas se ganaron, pero cada esfuerzo tuvo valor. No todos los días fueron fáciles, pero cada día fue una oportunidad de amar, servir y crecer. Hoy agradecemos a quienes caminamos juntos, incluso cuando el camino fue difícil”.

Uno de los momentos más significativos de la jornada fue la premiación a educadores, donde la comunidad reconoció el trabajo, perseverancia y amor silencioso de quienes, día a día, sostienen el proyecto educativo.

Los homenajeados recibieron no solo un reconocimiento formal, sino el cariño de estudiantes y colegas, quienes valoraron su dedicación, su fe hecha servicio y su presencia cercana, muchas veces invisible pero imprescindible.

“Educar es un acto de amor; creer en los jóvenes es una forma de fe”, expresó la institución, subrayando el legado de Don Bosco, cuya pedagogía sigue inspirando esperanza, alegría y compromiso con quienes más lo necesitan.

La ceremonia también permitió volver la mirada hacia la comunidad: hacia quienes acompañaron con paciencia, se alegraron con los triunfos de otros, supieron sostener y ser sostenidos. Porque, en palabras del espíritu salesiano, “nadie se salva solo”.

Al cierre de la celebración, se invitó a la comunidad a descansar, agradecer y renovar fuerzas, confiando en que Dios y María Auxiliadora seguirán guiando el camino educativo que continúa.

“Que este cierre de año no sea solo un final, sino el inicio de un nuevo tiempo: más humano, más alegre, más solidario y más fiel al sueño de Don Bosco: formar jóvenes felices, libres y comprometidos con el bien”.

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