Ord. Sacerdotal: “Estamos llamados a acoger a los fieles con respeto, paciencia, cariño y amabilidad”


Tras un intenso camino formativo y discernimiento de 12 años, el salesiano David Rivera Montoya recibió el Orden del Sacerdocio.

La celebración se llevó a cabo el sábado 26 de septiembre en el Santuario María Auxiliadora de Punta Arenas. Presidió el obispo local, Mons. Bernardo Bastres.

Hasta allá llegaron sus familiares, encabezados por Ana, su madre, que desde La Serena -lugar del último terremoto- viajaron para acompañar a David en este momento de su vida salesiana.

Asistieron cerca de 400 personas, en su mayoría miembros del Instituto Don Bosco, comunidad en la que David ha desempeñado el servicio de la coordinación pastoral durante el último año, ejerciendo, a la vez, el ministerio del diaconado en tránsito.

Concelebraron el Vicario del Obispo Bastres, P. Fredy Subiabre; el Provincial de los Salesianos, P. Alberto Lorenzelli; el Director de la Obra Salesiana en Punta Arenas, P. Sergio Astorga; salesianos del varias comunidades y sacerdotes y diáconos permanentes de la Diócesis local.

En su homilía el Obispo propuso a David algunos elementos para el ejercicio del  ministerio que recibe. Destacó, por ejemplo, la paternidad con la que deberá ejercer su servicio, trayendo a colación algunas características del corazón de Don Bosco, que se destacaba por su amplitud de condiciones: tierno y fuerte, acogedor y realista, misericordioso y exigente y apasionado por Dios y por los jóvenes.

El Obispo dijo a David también que “hacer la voluntad de Dios, para el sacerdote, hoy, se traduce en saber tener paciencia para acompañar a las personas, sin apuro, a que se vayan dando los tiempos de Dios”.

El Pastor subrayó, además, la necesidad de saber estar presente en medio del pueblo, con “una presencia sin apuros, sin afán de protagonismo, compartiendo de igual a igual con ellos; presencia con humildad, con alegría, con esperanza y de gratuidad, que comparte sus fiestas y sus tristezas”.

Hacia el final de su mensaje, el Obispo señaló que con los años ha descubierto que el sacerdote no necesita hablar mucho ni tener todas las respuestas, sino estar como el Señor. “Estamos llamados a acoger a los fieles con respeto, con paciencia, con cariño y con amabilidad. Solo así, quien acercándose a ti, querido David, se irá de tu lado, con la alegría de haberse sentido dignificado y valorado”, concluyó.

Fuente: Comunicaciones IDB – OFISA

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