Hitos en los cerca de 70 años de servicio misionero del P. Gril en Chile


El P. Antonio Gril Sevénikar nació el 12 de junio de 1921 en Sostanj, provincia de Ljubliana, Eslovenia o ex Yugoslavia.

Hijo de Francisco y Rosalía. Se nacionalizó chileno el 22 de mayo de 1958, habiendo llegado a nuestro país en 1947 para concluir la teología en La Cisterna.

Fue ordenado sacerdote el 27 de noviembre de 1949 por imposición de manos de Mons. Pío Fariña, obispo auxiliar de Santiago.

Conoce a los salesianos en su tierra e ingresa al aspirantado de Verzej, en agosto de 1935.

Sus cualidades personales, su profunda devoción a María, su rectitud de intención, permiten a los formadores aceptarlo para el noviciado. Éste lo realiza entre 1940 y 1941, en Radna, Eslovenia.

Realiza su primera profesión el 17 de octubre de 1941, con los desórdenes de la guerra europea que comienza a hacerse sentir por todos lados.

Realiza sus estudios con toda responsabilidad, adquiriendo los conocimientos necesarios para su formación salesiana. Llegará a dominar, a la perfección, el latín, las ciencias naturales, la teología y el italiano, pues varios de sus años de formación inicial, incluido el tirocinio, los realiza en Italia en las casas de Bagnolo y Bolengo.

El 12 de septiembre de 1946 hará sus votos perpetuos en la casa de Bolengo, donde era asistente.

Sus deseos de dar pasos aún más radicales, lo lleva a pedir partir para las misiones, motivado por los relatos y visitas de los misioneros a la casa de Bolengo.

Llega a Chile a mitad de 1947, después de haber recibido el crucifijo misionero en la Basílica de Turín, integrando la 77ª expedición misionera.

Se integra inmediatamente a los estudios teológicos en La Cisterna, cuyo director era el P. Carlos Orlando.

En ese ambiente, donde había hermanos de su misma nacionalidad y de otras partes del mundo, hará su mayor discernimiento: pedir la ordenación sacerdotal, la que se realizará el 27 de noviembre de 1948, en el Templo de La Gratitud Nacional, por imposición de manos de Mons. Pío Fariña, entonces obispo auxiliar de Santiago.

Entre 1950 y 1954 trabaja en el Colegio Don Bosco de Iquique como asistente, profesor y capellán de las FMA.

Los años 1955 y 1956 estará sirviendo en la Escuela Agrícola de Pocochay como consejero y catequista de esa pequeña obra.

En 1957 estará en el Oratorio Don Bosco desempeñando el servicio de consejero escolar.

Entre 1958 y 1960 volverá a Iquique como catequista y rector de la Iglesia del Sagrado Corazón.

Entre 1961 y 1967 estará en El Salvador de Talca sirviendo como catequista del colegio y rector del santuario de María Auxiliadora.

Desde 1968 hasta 1972 le tocará ser director de la pequeña escuela Sagrada Familia de Macul, que atendía a los hijos de las familias sencillas del sector. La precariedad del lugar y la escasez de los recursos no le impedirán hacer un trabajo floreciente y responsable.

Los años 1973 y 1974 los vivirá en Los Andes sirviendo en capellanías y apostolado libre, con autorización del inspector de la época.

Entre 1975 y 1976 servirá en el obispado de San Felipe haciendo de vicario parroquial en El Almendral.

Entre 1977 y 1984 volverá a servir en Iquique, esta vez casi exclusivamente en servicios pastorales en el Altiplano, realizando una tarea casi heroica por la extensión de los terrenos que recorría y por la atención pastoral de tantos pueblos perdidos en las montañas, con la sequedad del clima y los rigores de no tener muchos recursos.

El año 1985 fue destinado a la comunidad de Valparaíso, siendo responsable de la casa de Quilpué.

Desde 1986 estaba viviendo en el Oratorio don Bosco, desde donde se movía en diferentes servicios como confesor, capellán de la cárcel de Colina, difusor de la devoción de la divina misericordia y otras múltiples devociones con las que trataba de hacer el bien.

Su larga vida y excelente salud le permitió caminar mucho por nuestro país, atender muchísimas personas, acoger dolores de muchos para darles una bendición, buscando ser siempre útil, a su manera, con lo que podía difundir.

Al momento de morir tenía 94 años de edad, casi 74 de profesión religiosa y próximo a cumplir 66 de sacerdocio.

Por más de 68 años sirvió en Chile, tierra a la que amó e hizo su lugar de apostolado permanente.

Fuente: Oficina de Información Salesiana (OFISA)

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