“El Papa quiere que los pastores despierten la alegría de ser cristianos”

Convocado por el Papa Francisco y tras haber participado en las reuniones que estudian la reforma de la organización y cómo mejorar el gobierno de la Iglesia, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, comenta cómo se realizó la reunión de los llamados “C-8” y cuáles son sus esperanzas de cambio.

Portando mensajes para el Papa y la gran cantidad de propuestas que presentaron en Latinoamérica para la tarea reformista, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, contribuyó activamente presentando observaciones recogidas por medio del CELAM. Y aunque en algún momento llegó a quedar mudo de la impresión por la responsabilidad que ello implicaba, reconoce que ha sido algo muy positivo y que no recuerda a otro Papa que haya pedido ser asesorado y “que escuche así las peticiones que hicieron los cardenales en las Congregaciones generales”.

Recién llegando de Roma y después de tres días de reunión con el Sumo Pontífice, los cardenales definieron “no simplemente actualizar con pequeños retoques la Constitución Apostólica ‘Pastor Bonus’ (adoptada en 1998), sino redactar una nueva con novedades consistentes”, según informó el portavoz del Vaticano, P. Federico Lombardi sj.

Ante la nueva constitución el Cardenal Errázuriz señala que “esa visión puede encontrar expresiones mejores en la configuración de la Curia Romana, haciendo que su trabajo sea percibido como un excelente servicio al Papa y a los Obispos; que los aliente, con espíritu subsidiario al trabajo creativo en favor de la comunión y del espíritu misionero”.

¿Qué siente en lo personal y como pastor de participar en este proceso?

Me alegra colaborar con el Papa Francisco. Es claro que tiene un proyecto de conversión pastoral en su corazón, en sus actitudes, en sus palabras y en sus gestos. Tuve la alegría de acompañarlo el pasado 4 de octubre en su peregrinación a Asís. En todos los lugares en que se venera a san Francisco, con la sencillez, la calidez evangélica, el amor a los pobres y a todos los que sufren en las periferias de la sociedad, como también con gran espíritu profético y misionero, nos recordó la vigencia del carisma de san Francisco para la reforma de la Iglesia de su tiempo y para la renovación del Pueblo de Dios en nuestros días, enseñándonos a despojarnos de toda mundaneidad.

El Santo Padre trae un nuevo acento a la pastoral, donde lo más importante es cerrar heridas, porque son muchos los heridos en el tiempo actual. Y quiere que los pastores sean instrumento de misericordia y de esperanza, que despierten nuevamente la alegría de ser cristianos

¿Cómo será la reforma a la curia que se pretende implementar? ¿Se realizará por etapas o será un solo proceso?

A mi parecer se realizará por etapas. El portavoz de la Santa Sede, el P. Lombardi, estima que debiera concluir con una nueva Constitución Apostólica. Puede ser.

Este proyecto de reformar la curia apareció en las Congregaciones generales, es decir, en las reuniones de los Cardenales para preparar la elección del Papa. El Papa Francisco lo asumió como propio. Es claro que todos tenemos un sentimiento de mucha gratitud por el trabajo abnegado y competente, con mucho amor a la Iglesia, de muchos obispos y sacerdotes que trabajan en la Curia Romana. Pero también había un malestar. Se anhela una Curia que aliente la nueva evangelización, que aparezca como un órgano de servicio al Santo Padre y a las diócesis, y no como una instancia de vigilancia y de control. La gran mayoría de sus miembros no la quiere así. Pero se hizo necesaria una mayor coordinación y un diálogo más frecuente y fluido con el Santo Padre. No es de extrañar que un Concilio de tanta riqueza doctrinal y pastoral como lo fue el Vaticano II, siempre postule mejores realizaciones en muchos campos, también en éste de la Curia Romana.

¿Qué aportes presentaron ustedes?

Los aportes recibidas proponen una coordinación mejor entre los diferentes “ministerios” del Papa, y un contacto fluido entre el Papa y los responsables de ellos. Pese a que el número de viajes del Papa Juan Pablo II, trajo mucha alegría y renovación, lo llevó a disminuir las reuniones con sus colaboradores en Roma. Y se ha hecho necesario retomarlas, de manera que ellos no trabajen de manera semiautónoma y sin suficiente colaboración recíproca. Para ello se habla de un coordinador de la Curia. En nuestro lenguaje hablaríamos de un Secretario general de la Curia. Estas últimas reflexiones eran urgentes, ya que hoy 15 de octubre asumió el Secretario de Estado, monseñor Pietro Parolin.

En la agenda de las próximas reuniones hablaremos de cada uno de los organismos que componen la Curia. El Padre Lomabardi ya anunció que, a su parecer, el trabajo concluirá con un nuevo ordenamiento de todos los grupos de trabajo que colaboran con el Papa.

¿En qué línea van las propuestas?

Una cosa es evidente: hay un anhelo de que el proyecto de internacionalización de la Curia romana se lleve a efecto. Actualmente, de algo más de 50 sucesores de los apóstoles que colaboran con el Papa en el gobierno de la Iglesia universal, sólo tres son de Iberoamérica, lo que parece bastante desproporcionado. Nadie ha querido establecer esa desproporción, pero ha habido un descuido, y eso va a cambiar.

Por otra parte, se plantea la cuestión de si es necesaria una Curia romana tan grande, que no lo es si se compara con los Ministerios de cualquier país. ¿Hay atribuciones que podrían tener los obispos diocesanos y que se centralizaron en Roma? Ésa es una pregunta importante. Además, el Papa, en su entrevista a La Civiltà Cattolica, al referirse al tema de la descentralización y de la sinodalidad, alude a las Iglesias ortodoxas. También esto tiene que ver con nuestro trabajo. Esta reforma puede ser un paso encaminado a la unión de las Iglesias que tienen sucesión apostólica, lo cual sería algo realmente maravilloso.

El Papa también ha ido aludiendo a varias cuestiones, por ejemplo, al pedir una mayor participación de las mujeres en las instancias de decisión pastoral. Hay puntos a los que se ha referido en algunos discursos, y en la próxima reunión nos propondrá con mayor precisión lo que él anhela.

También espera que se profundice en la reflexión que comenzó “Familiaris consortio”. Sin duda, éste es un tema decisivo. En ello nos estamos jugando el futuro, la transmisión de la fe, ya que prácticamente, todos los valores se juegan en la familia.

Usted menciona que hay pocos Cardenales Iberoamericanos en el Vaticano y que eso va a cambiar. ¿cuál es el aporte potencial que pueden entregar miembros de Latinoamérica a la Curia Vaticana, sobre todo considerando las conclusiones de Aparecida?

No sólo pocos sucesores de los apóstoles provenientes de América Latina; también de los demás continentes no europeos. El primero en poner manos a la obra para lograr un cambio fue el mismo Señor de la Historia. El Espíritu Santo inspiró la elección de un Papa latinoamericano. Precisamente de aquel cardenal que coordinó el trabajo de la comisión de redacción de las conclusiones de Aparecida. También nuestro Arzobispo, Mons. Ricardo Ezzati, participó activamente en ella.

¿Qué se viene para el futuro con estas reuniones? Plazos, contenidos, etc.

La próxima reunión tendrá lugar a comienzos de diciembre y la siguiente a finales de febrero. Después de haber reflexionado sobre el sínodo de los Obispos, con la presencia de su nuevo secretario general, y sobre la Secretaría de Estado, que probablemente pasará a llamarse la Secretaría Papal, ya que su nombre induce a relacionarla equivocadamente en primer lugar con el Estado del Vaticano, iremos reflexionando sobre las muchas proposiciones y sugerencias que hemos recibido acerca de las demás Congregaciones y Consejos, y acerca de otros temas.

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago

www.iglesiadesantiago.cl

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