“En la UCSH se percibe la necesidad de dar una respuesta más profunda a la formación”

El responsable de coordinar a las universidades salesianas de los cinco continentes considera que esta Casa de Estudios lleva una importante ventaja al tener instalados sobre la mesa los temas neurálgicos del proceso formativo.

De nacionalidad salvadoreña y sociólogo de profesión, el hermano Mario Olmos lleva casi tres años a cargo de la coordinación general de las universidades salesianas en el mundo, experiencia que no duda en calificar de enriquecedora, por cuanto le ha permitido conocer realidades muy amplias y diversas, según el país donde cada institución se encuentra inserta.

Su primera visita a Chile y a la Universidad fue a fines de 2010, en el marco del pleno de delegados del IUS Education Group. Hace pocos días estuvo por segunda vez en nuestro país, esta vez como antesala a la V Conferencia de las IUS de América en Brasil y principalmente con el fin de aportar al trabajo que está desarrollando esta Casa de Estudios en la actualización  y perfeccionamiento de su  modelo formativo.

Antes de finalizar sus actividades en Chile se dio tiempo para conversar sobre las impresiones que se lleva tras esta nueva visita,  sobre el trabajo formativo que desarrolla la UCSH y  por supuesto los principales desafíos que enfrenta hoy como institución salesiana de educación superior.

¿Cuál es su impresión de la realidad educacional chilena y de la nuestra en particular?

Como salesianos, claramente la situación juvenil en Chile es algo que nos preocupa y que nos alerta, porque es también una situación de la juventud a nivel mundial. En Chile tiene sus particularidades, el tinte político no es el elemento clave en esto, sino las expectativas que los jóvenes manejan y esa misma situación se ha ido presentando en mayor o menor medida en otros contextos.

Nos llama la atención ver que los jóvenes buscan nuevas soluciones a algo que sienten que no les abre expectativas a futuro, entonces, venir a Chile para mí tenía que ver en parte con entender esta situación y hacerlo de la mano de los educadores, porque son ellos los que están cerca y tratan de interpretar los acontecimientos. También me importa percibir cuáles son las repuestas que están dando y en ese sentido, en las distintas reuniones que he tenido en la Universidad se percibe la necesidad de dar una respuesta más profunda a la formación, es decir, ver qué recursos o qué herramientas podemos darles a los jóvenes para que ellos se enfrenten a las situaciones cualquiera éstas sean, porque los contextos en los cuales la sociedad y los jóvenes se están moviendo son  muy flexibles y muy cambiantes. Eso implica un modelo de formación mucho más flexible, que les dote de herramientas como  la capacidad de pensar, de reflexionar,  generar respuestas a los desafíos que van encontrando y por supuesto esto requiere nuevas capacidades en los educadores también.

¿Esperaba Ud. encontrar estas inquietudes instaladas en la UCSH?

En en una comunidad como ésta yo esperaba eso y me voy contento porque lo leo en las preocupaciones, en las preguntas que se están haciendo, en los temas que están enfocando, existe esa preocupación de no responder a una protesta, sino responder a las expectativas más profundas de los jóvenes, que tienen que ver con poder formarse adecuadamente para el día de mañana. He podido ver una cantidad de elementos que al menos en esta Universidad ya están sobre la mesa, los temas neurales están sobre la mesa, obviamente no todas las respuestas están, porque es una búsqueda que cada institución va haciendo. Yo siempre digo que el carisma se confronta con la realidad de la educación superior y con el contexto social donde está la universidad, desde ahí surgen preguntas y respuestas y esas las he visto durante estos días.

¿Podría decirse entonces que estamos bien encaminados en esa tarea?

Sí, definitivamente sí,  están analizando la realidad, están viendo las situaciones. Lo que más me ha agradado es ver equipos de trabajo y ver que las respuestas no han venido de un sector u otro, sino de reflexionar juntos y ése es el proceso necesario. Este nivel  uno no lo encuentra en todas las instituciones, cada institución está  más o menos preparada para esto según el tiempo en el cual se inició, su historia, el tamaño o las áreas en que se encuentra. Algunas por ejemplo solamente están respondiendo a los procesos de acreditación, pero no al punto neurálgico que es la formación de los jóvenes, el tema de la relación con la sociedad, nuestro papel en una sociedad que está cambiando. Entonces son temas que aquí están sobre la mesa y realmente me voy contento.

¿Hay algún aspecto que le haya llamado la atención durante su visita a la UCSH?

Estos días he podido escuchar mucho más sobre la figura del Cardenal y me voy de Chile con la curiosidad de conocer más sobre esa figura,  porque hay un elemento del Sistema Preventivo ahí. El Cardenal ha asumido a Don Bosco, lo ha reinterpretado y no dentro de los límites de la institución, sino que lo aplicó al contexto de la sociedad chilena y esa parte me llama mucho la atención, es decir, supo  traducir el carisma de la preventividad al contexto de Chile, sabiendo dar respuestas. Es una figura increíble, creo que la Universidad tiene un tesoro enorme y una responsabilidad grande en ese sentido y digo grande primero para con él, porque es una manera de agradecerle y recordar su legado, pero también para ofrecerlo a las generaciones futuras, porque la memoria histórica es fundamental para un país.

¿Y en el ámbito formativo qué ha llamado su atención?

La manera cómo están planteado el modelo formativo, de forma responsable y como resultado de un proceso que va madurando en el tiempo. Ya llevan un poco de tiempo trabajando en eso, pero yo estoy convencido y lo he vivido así, que hablar de un modelo formativo implica repensar  e ir profundizando, no se escribe en un par de días o de horas,  tiene mucho que ver con la reflexión que la misma comunidad universitaria hace sobre los procesos que ha desarrollado, evaluar qué ha funcionado, ver nuevos desafíos, incorporar nuevas dimensiones. Por supuesto he dejado algunas inquietudes, respecto a ver algunas otras áreas que me parece que son fundamentales en ese proceso.

¿Cuáles son los principales desafíos que a su juicio tiene la UCSH?

He dicho que no hay que pensar sólo en lo que la institución entrega al estudiante, sino partir de la situación del estudiante, de la persona del joven, es decir, desde su experiencia de vida y cómo él vive la formación universitaria, cómo la interpreta y cómo la asimila, porque entonces es ahí donde me doy cuenta qué tipo de  impacto tiene. Obviamente los jóvenes quieren ser profesionales,  desempeñar un trabajo en la sociedad,  y en ese proceso hacen uso de toda una serie recursos que han aprendido en su vida, desde la propia experiencia familiar, con todos los valores, con toda la visión que les ha sido transmitida e incluso con las limitaciones, es decir, vienen a la universidad con todo ese bagaje. Todo eso permite entender mejor qué es lo que una institución universitaria puede dar al joven en el proceso de construir su propia identidad profesional.

Pero no es un proceso rápido.

No es algo rápido, primero porque tiene que ver con la visión que el mismo joven va desarrollando. En los primeros años el estudiante cree que ser profesional es tener una cantidad de conocimientos y destrezas para aplicar; en muchos casos cuando llega al lugar de trabajo se da cuenta que no todos esos conocimientos están actualizados o que no tiene la cantidad de conocimientos que le son exigidos, lo que a veces puede ser frustrante, sin embargo, la primera preocupación de él es encontrar un puesto de trabajo y en esa preocupación  no evalúa otras dimensiones de la formación que ha vivido. Las potencialidades de la formación solo se pueden ver años después, cuando el lugar de trabajo le ha permitido al graduado ir desplegando toda la potencialidad que tiene y comienza a exigirle ya no como un técnico que sabe hacer cosas, sino como un profesional que sabe enfrentar situaciones y dar respuestas  innovativas . Ahí es cuando él comienza a valorar otras dimensiones que recibió en  la universidad y que hasta ese momento no había valorado.

¿Desde la perspectiva de los Salesianos, llegar a esa instancia marcaría por así decirlo un cierre del ciclo?

Yo creo que es así, pues el acompañamiento no sólo se limita a los años de la Universidad sino que necesitamos acompañar también en el proceso de inserción laboral. En el proceso de vida profesional la persona siempre necesita confrontarse con alguien y la experiencia de formación continua implica también acompañamiento continuo, entonces, esas nuevas formas de estar y de acompañar,  implican una novedad para la Universidad y un desafío también.

Ayudar  a una persona a reinventarse profesionalmente después de años de trabajo es también parte del proceso mismo, creo que son nuevos desafíos, pero al mismo tiempo para mí son oportunidades de acompañar a las personas, de hacerlas crecer, de ayudarlas a enfrentar nuevos desafíos y que tiene que ver con nosotros mismos.  Uno no puede proponer esto a los jóvenes si uno mismo como profesional y como educador no lo hace internamente, los jóvenes captan eso.  Don Bosco hacía una propuesta educativa no solo de palabra, sino que los jóvenes miraban en Don Bosco el modelo de lo que él hablaba, de la alegría, del sentirse realizado en la vida y saber que hay un Dios Padre que está con nosotros. De igual manera creo que en el ambiente profesional los jóvenes también buscan ese modelo, no lo dicen pero lo perciben y cuando encuentran alguien  auténtico, alguien que les comunica algo, se quedan ahí.

Fuente: ucsh.cl

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