¿Hay reglas para educar a los jóvenes en el continente digital?

Por cuarta vez en los últimos cinco años el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales afronta el argumento del mundo digital y la importancia de hacer un buen uso de las nuevas opciones comunicativas. El tema es de apremiante actualidad y concierne a todos aquellos que tienen un papel educativo y formativo, padres, religiosos, maestros… lo certifica también recientemente una carta-provocación de una blogger americana, tomada en los días siguientes por varios medios internacionales.

Janell Burley Hofmann, escritora y blogger del diario “Huffington Post”, para Navidad le regaló al hijo de trece años, Gregory, el tan deseado iPhone. Junto con el objeto, sin embargo, el muchacho encontró otro “regalo”: una lista de 18 normas, una especie de decálogo, casi duplicado, que el joven deberá respetar si no quiere incurrir en la re-apropiación por parte de la madre de su smartphone.

El objetivo es eminentemente educativo y la sra. Burley Hofmann lo escribe en letras grandes al principio: “Espero que entiendas que es mi trabajo cultivar en ti un joven sano y bien formado, capaz de funcionar en el mundo y coexistir con la tecnología, sin ser dominado”.

Las normas van desde la relación entre padres e hijos (“Sabré siempre la contraseña”, “nunca ignorar una llamada de mamá o papá”), hasta las buenas costumbres (“Cuando estés en público guárdalo, o tenlo en el modo silencioso, especialmente en el restaurante, en el cine o al hablar con alguien”); de la responsabilidad ante el objeto (“Si cae en el baño, al suelo o se evapora en el aire, serás responsable por el costo de reemplazo o la reparación”), hasta las cuestiones más delicadas de educación sexual (“nunca pornografía” o “no enviar fotografías de tus partes íntimas o las de alguien más… Podrías arruinar tu vida como adolescente y como adulto. El ciberespacio es amplio y más fuerte que tú. Y es difícil eliminar una cosa, especialmente cuando se trata de una mala reputación”).

Las sugerencias más llamativos, sin embargo, son las que tienen que ver con la relación que el joven Gregory – que como todos sus compañeros es por naturaleza un “nativo digital”- debe ser capaz de establecer con su smartphone. Son reglas de hecho, invitando a los jóvenes, tanto para aprovechar las numerosas capacidades de la tecnología, como para saberse desconectar de lo digital y vivir en la realidad concreta.

Dice por ejemplo la norma n.15: “Descarga música que sea nueva, o clásica o diferente de la de los millones de personas de tu edad que oyen las mismas cosas. Tu generación tiene acceso a la música como nunca antes en la historia. Aprovecha esta ventaja, amplía tus horizontes”. Pero también: “Mantén tus ojos abiertos, y observa lo que sucede en el mundo a tu alrededor, mira por la ventana. Escucha los pájaros, sal a pasear, habla con una persona que no conoces, pregunta sin buscar en Google”.

La carta tomó en pocas horas una dimensión viral y suscitó muchos comentarios. Sin duda el interés es global y recuerda un dato inequívoco: incluso en el continente digital los educadores continúan haciendo su trabajo.

Hemos relanzado también nosotros la provocación de esta madre/blogger con la esperanza de hacer un aporte, no tanto normativo, sino una invitación a la reflexión a aquellos que son llamados a educar y formar a los jóvenes, incluidos los jóvenes religiosos.

Fuente: InfoANS.

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