Monseñor Ezzati en el Mercurio: “Es bueno que la Iglesia vaya perdiendo su rol mediador”

Arzobispo de Santiago, profundizó las reflexiones del Te Deum, y expresó su visión sobre los conflictos sociales que afectan al país, entre ellos, el lucro en la educación y la legalización de la marihuana.

“Si quiere, esto es una mediación aunque no tenga las características de institucionalidad”, comenta el arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati respecto del tenor de su homilía en el Tedeum ecuménico de Fiestas Patrias.

En su intervención habló de la desconfianza que hay con las instituciones, tema que profundiza en esta entrevista.

¿Por qué se genera este clima de desconfianza?

“Nuestra sociedad del bienestar, que ha avanzado mucho en los ámbitos de los bienes económicos, de la tecnología, no ha avanzado a igual paso en la profundización de la relación con el otro. Uno ve cada vez más divisiones. Cuando uno ve rejas entre vecinos, uno piensa que se ha perdido la relación humana. La desconfianza excluye, la confianza es inclusiva”.

Usted menciona la sociedad primera, la familia, por su importancia en el crecimiento de la confianza…

“Si el niño encuentra ese clima de confianza en sus padres, los valores de ellos podrán ser transmitidos a sus hijos. Si los papás tienen confianza en sus hijos, los hijos acogerán el patrimonio que los padres transmiten”.

Sobre la familia y su importancia, temas como el Acuerdo de Vida en Común y otros proyectos que cambian el modelo habitual de familia, ¿cómo afectarían en la confianza de la sociedad?

“Parto con una reflexión de un diario francés. La tesis del periodista era que mil indicativos no hacían un imperativo. En el fondo, lo que es el ‘deber ser’ no se cambia porque hay situaciones de hecho que dicen lo contrario. Por eso, la doctrina de la Iglesia es muy clara. Nosotros no condenamos a nadie que viva de una manera u otra, vamos al concepto fundamental que constituye un bien para la sociedad. Y eso es que la familia sea un santuario de vida, de comunión y muy unida”.

¿Cómo conseguir esa “noble movilización nacional” que mencionó en su homilía?

“La cultura actual no puede olvidar que tiene un fundamento que es Dios. Hay que reencantarse con el valor de la política y la participación como una tarea común y que supone poner al servicio de ese bien común lo que son mis visiones, y a través del diálogo solucionar los problemas que se plantean.

“Además, debiera existir una distribución mejor de los bienes, en especial cuando la gente sabe que Chile tiene ingresos parecidos a otros países, pero de esos es el más desigual, eso no imparte confianza. Se necesita abordar ese problema y buscar los caminos para alcanzar una mejor distribución de los bienes que nos pertenecen a todos en general”.

¿Cómo ve en su análisis de confianza al mundo político?

“Qué lástima para el país que la valoración de los políticos sea tan baja, no es un bien. Ojalá los políticos tuvieran una muy alta aceptación de reconocimiento de parte de la sociedad, porque eso naturalmente hace ver que el servicio al bien común es lo que están prestando con su actividad. Que lástima que frente a proyectos de bien común primen visiones parciales, ideológicas”.

-¿Cómo se entiende esa actitud de diálogo en la Iglesia?

“La Iglesia cree que Dios es la Suprema Verdad y que el hombre es participación de esa Verdad. La Iglesia cree en Dios y cree en la persona humana y en su potencialidad de desarrollar lo más grande y bello que Dios puso en su corazón: su capacidad de razonar, su capacidad de amar, de compartir la vida con los demás. La fe católica no es fundamentalista”.

-¿Le preocupa la crisis de confianza en el mundo político?

“Me preocupa la crisis de confianza en el mundo político. Chile puede crecer mucho más, mucho más en equidad, en solidaridad, de superación de la extrema pobreza y pobreza, en una distribución justa de los bienes. Esto, en la medida en que el arte de gobernar encuentre confianzas en los diversos proyectos y haya una colaboración para buscar el bien común”.

¿Qué le preocupa en particular?

“Preocupa que al interior de la misma coalición de gobierno haya rupturas y diferencias muy notables. Tienen que existir, pero no cuando la diferencia incide en parar la realización de un bien común. Llama la atención la belicosidad que existe en nuestra esfera política. Por supuesto que me llama la atención la división dentro de la oposición. Basta con seguir los medios de comunicación para darse cuenta; uno se encuentra con una desconfianza mutua”.

Los abusos y la confianza en la Iglesia

-¿Qué ha llevado a esta desconfianza a las instituciones y también a la Iglesia Católica?

“Creo que estamos viviendo un segundo momento de ese proceso de los abusos. Recuperar camino y confianza no es fácil. Dependerá fundamentalmente de la claridad con la que actuamos quienes tenemos responsabilidad en la Iglesia, y sobre todo de la calidad de la inmensa cantidad de sacerdotes que son muy queridos en sus comunidades”.

¿Qué factores muestran el segundo tiempo tras los casos de abusos?

“Primero, la transparencia con que la Iglesia ha actuado. Y un nuevo ritmo, adquirido por la experiencia, para enfrentar la problemática. No sé si otras instituciones han sido tan abiertas como la Iglesia Católica para poner sobre la mesa problemáticas de esa naturaleza. No parece que seamos héroes, reconocemos nuestra responsabilidad y rémora”.

Antes se veía a una Iglesia mediadora en diferentes conflictos, ¿se ha perdido ese rol en el último tiempo?

“Hay una cosa que es verdad: que en la medida que la sociedad va madurando y sus instituciones van adquiriendo fuerza, es bueno que esas instituciones civiles funcionen. Ojalá que la mediación de la Iglesia no sea necesaria en este tipo de problemas, es bueno que la Iglesia vaya perdiendo su rol mediador, que lo vaya cediendo, porque quiere decir que la sociedad es capaz de solucionar sus propios problemas, aunque siempre estaremos disponibles. La tarea fundamental de la Iglesia es anunciar a Jesucristo y hacer presente su Reino en el mundo”.

¿Estaría dispuesto a mediar para generar un clima de confianza?

“Tras la homilía mucha gente me agradeció las palabras dadas. Si quiere, esto es una mediación aunque no tenga las características de institucionalidad, pero es una mediación a servir para hacer crecer la confianza. La carta pastoral que presentaremos la próxima semana es otro elemento de mediación que nos ayudará a caminar hacia un Chile más unido y fraterno”.

“Cuando los jóvenes se rebelan contra el lucro tienen razón”

-Usted habló del clima de insatisfacción, ¿cómo se entiende cuando la sociedad actual tiene más acceso a bienes materiales, educacionales e informativos que antes?

“La persona no se sacia sólo con pan o cosas. Vale más que eso. La pretensión de ofrecerle a la persona sólo bienes materiales para que sienta satisfecha es una pretensión equivocada”.

“Pasa lo mismo que en la educación. Si creemos que la educación son sólo conocimientos, nos equivocamos. La persona no es solamente cabeza, es también corazón, dimensión espiritual, societaria. ¿Por qué teniendo colegios hermosos con acceso a internet hay una insatisfacción tan grande con la educación? Porque hay elementos humanos que han sido descuidados. Cuando los jóvenes se rebelan contra el lucro tienen razón. En la educación se ha descuidado una dimensión que es fundamental que es la gratuidad, y no sólo la gratuidad económica, sino que la gratuidad del hecho educativo, de la entrega educativa. Tienen razón de protestar porque la educación se ha vuelto para muchos una pelea para ganar puntajes, espacio, y la educación debiera ser un lugar de mucha libertad y donde el diálogo de educador y educando hacen crecer la integridad de la persona”.

¿Cómo se podría revertir una situación así?

“Es necesario un diálogo muy profundo. En los movimientos sociales, hay que reconocer que hay muchos elementos de verdad y justicia, más allá del fenómeno metodológico de la violencia que es inaceptable. Por eso dije en la homilía que se hace necesario un diálogo entre los movimientos sociales y la política establecida. Y eso exige repensar lo que es la política. No se puede pensar una política que no tenga en cuenta esta experiencia de la vida contemporánea. Mi fundador decía que no hay ningún joven malo, pero que hay que saber tocar la tecla de ese elemento de bondad que tiene la persona”.

“No es buen ejemplo para los jóvenes, declaraciones de parlamentarios sobre consumo de marihuana”

¿Está deacuerdo con despenalizar el uso de la marihuana?

“La drogadicción afecta a una gran cantidad de adolescentes. Nos falta todavía, antes de llegar a esto, un análisis más profundo de lo que pasa con la drogadicción adolescente y juvenil. Entonces, no es llegar y decir legalicemos la droga, porque eso no va a disminuir el consumo. Ese no es el camino más cierto”.

En el último tiempo varios parlamentarios han impulsado iniciativas que apuntan a la legalización de la marihuana. ¿Cómo entiende este hecho?

“Creo que no es ningún buen ejemplo para los jóvenes, declaraciones de parlamentarios sobre consumo de marihuana. Pero no entro a cuestionar su estilo de vida, la vida personal de cada uno de ellos, siendo personas adultas y responsables. El problema tan serio de droga que enfrentamos no se resuelve legislando el uso de la droga. Se resuelve previniendo y educando adecuadamente frente a esos temas”.

Fuente: El Mercurio

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