La Santa Sede aclara confusiones sobre evangelización

En una “Nota Doctrinal” sobre algunos aspectos de la Evangelización, difundida el pasado 14 de diciembre, la Congregación para la Doctrina de la Fe hizo importantes aclaraciones sobre el “concepto de la misión evangelizadora cristiana”, que salen al paso de la “confusión creciente” generada por el ambiente agnóstico y relativista de nuestro tiempo.

El documento responde de manera clara y contundente a errores propalados incluso en sectores eclesiales en los últimos tiempos que señalan que la evangelización es un atentado contra la libertad del otro y que sostienen que es innecesaria la promoción de la conversión a Cristo. Asimismo aclara a los que señalan que evangelizar es una intromisión y empobrecimiento inaceptables en las culturas locales y que el aumento de miembros en la Iglesia significa el crecimiento de un grupo de poder.

“La Nota Doctrinal
fue acompañada por un resumen explicativo en el que se dice que “hoy existe una ‘confusión creciente’ sobre el mandato misionero de la Iglesia. Algunos opinan que ‘cualquier intento de convencer a otras personas en cuestiones religiosas sea un límite a la libertad’, sugiriendo que basta ‘invitar a las personas a actuar según su conciencia’ y ‘ayudar a los seres humanos a ser más humanos o más fieles a su propia religión, para construir comunidades capaces de obrar por la justicia, la libertad, la paz, la solidaridad’, sin apuntar a la conversión a Cristo y a la fe católica”.

Apuntando otro error actual, la Congregación para la Doctrina de la Fe constata que “otros sostienen que no se debe promover la conversión a Cristo porque es posible salvarse ‘sin un conocimiento explícito de Cristo y sin una incorporación formal a la Iglesia’”.

Antropología, eclesiología y ecumenismo

En el ámbito de las implicaciones antropológicas, el resumen observa que “algunas formas de agnosticismo y relativismo niegan la capacidad humana de conocer la verdad, mientras la libertad humana no puede desvincularse de su referencia a la verdad”.

Al respecto, el resumen aclara que “la enseñanza y el diálogo con que se pide a una persona, en plena libertad, que conozca y ame a Cristo, no es una ‘intromisión indebida’ en la libertad humana, sino una “oferta legítima y un servicio que puede hacer más fecundas las relaciones entre los seres humanos”.

“Con la evangelización, las culturas se enriquecen positivamente con las verdades del Evangelio. Del mismo modo, con la evangelización, los miembros de la Iglesia Católica se abren a recibir los dones de otras tradiciones y culturas”.

“Cualquier intento de diálogo que comporte la coacción o una instigación impropia, irrespetuosa de la dignidad y la libertad religiosa de los dos actores del diálogo, no puede subsistir en la evangelización cristiana”, prosigue.

Refiriéndose a las implicaciones eclesiológicas, el resumen afirma que para la evangelización cristiana “la incorporación de nuevos miembros a la Iglesia no es la extensión de un grupo de poder, sino la entrada en la amistad con Cristo, que une el cielo y la tierra, continentes y épocas diferentes”.

Al referirse a las implicaciones ecuménicas, el documento “reafirma el importante papel del ecumenismo en la misión evangelizadora de la Iglesia. Las divisiones de los cristianos pueden comprometer seriamente la credibilidad de la misión evangelizadora de la Iglesia“.

“Cuando la evangelización católica se lleva a cabo en un país donde viven cristianos no católicos –dice el texto– los católicos deben cumplir la propia misión prestando la máxima atención al verdadero respeto por sus tradiciones y riquezas espirituales” y “con un sincero espíritu de cooperación. La evangelización puede progresar con el diálogo y no con el proselitismo.

Fuente: AICA