Brecha entre alumnos de colegios privados y públicos equivale a un año de educación

Extraído desde el sitio de la Educación Salesiana http://www.edusal.cl, un detallado artículo con apreciaciones de los resultados de los escolares chilenos obtenidos en el PISA 2006 (Programme for Internacional Student Assessment).

Desde que Chile participa en pruebas internacionales de educación, por primera vez recibe una buena noticia: los resultados de PISA 2006, dados a principios de diciembre, muestran que los escolares chilenos son los mejores de Latinoamérica en lectura y en ciencias. Pero el análisis de la prueba de ciencias reveló mucho más: los alumnos de 2° medio de los colegios particulares obtienen, en promedio, 48 puntos más que los de los colegios públicos. “Esa diferencia de puntaje es equivalente a más de un año de escolaridad”, explica Claire Shewbridge, analista educacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a las 30 economías más desarrolladas del mundo y que realiza esta prueba cada tres años.

Esta diferencia significa que los alumnos de colegios privados tienen conocimientos equivalentes a un año más de formación que los de los públicos. El mismo análisis muestra también que al sacar los factores socioeconómicos de los alumnos (como los salarios y los años de escolaridad de los padres), la brecha disminuye a 22. Y llega a sólo dos puntos cuando se eliminan esas variables tanto del estudiante como de la escuela.

“No hay diferencia en los resultados de aprendizaje en ciencias entre las escuelas privadas y las públicas si se toman en cuenta las diferencias socioeconómicas de los alumnos”, dice Cristián Bellei, sociólogo del Programa de Investigación en Educación de la Universidad de Chile, al observar estos resultados. “En promedio, la brecha de resultados a favor de las escuelas privadas no es sino un espejismo completamente explicado por las diferencias sociales”, sentencia.

Otro cuadro del informe PISA muestra que Chile está entre los países donde hay más variaciones de resultados entre las distintas escuelas. En cambio, “un país como Finlandia, que tiene el mejor resultado en PISA, presenta muy pocas diferencias entre colegios. Es la aspiración máxima en educación: que las oportunidades sean similares para todos”, dice Jorge Manzi, investigador y director de MIDE UC.

La brecha que se da en Chile trae consecuencias. Cristián Cox, del Centro Interdisciplinario para la Educación de la U. Católica, explica que ésta no permite aprovechar “el capital de talentos que tiene el país, pues la inteligencia y las capacidades se distribuyen normalmente y no por sectores socieconómicos”.

Dante Contreras, doctor en Economía e investigador del PNUD, agrega que reducir esa brecha es fundamental si el país quiere desarrollarse: “Para tener una fuerza laboral que se pueda integrar al nuevo estado de conocimientos o a las actualizaciones que se realizan en el mundo del trabajo se necesita una mejor enseñanza para todos”.

Varios de los cambios que se proponen con las nuevas leyes de educación apuntan a reducir esta brecha. Pedro Montt, jefe de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc, nombra el proyecto de ley de subvención preferencial, que entrega más recursos a las escuelas que concentran a los niños más vulnerables. Y también menciona al nuevo sistema de aseguramiento de la calidad de la educación.

Dante Contreras coincide con Montt y agrega otro punto: mejorar la calidad de los profesores, en general, “y generar instrumentos que permitan que buenos docentes comiencen a atender de manera sistemática a los alumnos más carenciados”.

Todo lo que se haga por mejorar el desempeño de las escuelas públicas es muy importante advierte Jorge Manzi. Pero, agrega, en esta brecha, “el peso que tienen los factores socioeconómicos es mucho mayor”.

Uno de esos factores ha sido atacado con políticas públicas: los años de escolaridad de los padres. “En algún tiempo más, casi todos los padres de los escolares van a tener la educación media completa”, dice Jorge Manzi. Y eso va a marcar una diferencia importante, agrega Pedro Montt. “Hace 8 años, la mitad de los egresados de cuarto medio eran la primera generación de su familia que lo lograba”.

Manzi agrega otra medida que va en la línea correcta: postergar la selección de los alumnos (al entrar a los colegios) hasta 6° básico. “Esto evitará que se segregue a los niños desde muy temprano”.

Matemática, el ramo que quedó para marzo

En la prueba PISA de matemática, Chile obtuvo 411 puntos en promedio, 138 menos que el puntaje más alto. “Es el sector en el que estamos más débiles”, admite Pedro Montt, del Ministerio de Educación. Los resultados PISA indican que en esta área, el 55% de los chilenos de 15 años se encuentra bajo los 420 puntos. “Son capaces de responder preguntas con todos los datos sobre la mesa. Es el nivel más básico”, dice Patricio Felmer, académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile. “Y el 28% está por debajo del nivel inferior de PISA. Es decir, están fuera de toda categoría”, agrega María Leonor Varas, quien investiga junto a Felmer en la misma universidad.

Ambos tienen un diagnóstico claro de lo que ha ocurrido con la enseñanza de esta disciplina: “Recién se está tomando conciencia de que para enseñar matemática hay que saber matemática. Hasta hace poco, en las escuelas de pedagogía básica se creía que con conocer métodos didácticos era suficiente y que los contenidos no importaban tanto”, afirma Leonor Varas.

“En la formación inicial de los profesores no hay una política pública clara respecto de cómo avanzar”, agrega Felmer.

Para Cristián Cox, investigador de la U. Católica y uno de los artífices de la reforma curricular, las dificultades que presentamos en matemática requieren de estudios que permitan abordar “la formación de los profesores con los métodos adecuados”.

Algo de ello se ha hecho, afirma Pedro Montt, pero no de modo suficiente. “Hay estrategias a pequeña escala, de las cuales estamos aprendiendo. Estamos en un proceso del cual aún no tenemos respuestas totales. Pero estos resultados nos ponen en un sentido de urgencia y veremos la oportunidad de amplificar iniciativas que están funcionando”.

“Resultado es fruto de un trabajo sistemático”

“Es una buena noticia, considerando que participaron en la muestra países con sistemas científicos bien desarrollados”, afirma la doctora Rosa Devés, directora de Posgrado de la Universidad de Chile, cuando analiza los 438 puntos obtenidos por Chile en la prueba PISA de Ciencias. La académica, junto al doctor Jorge Allende y el Mineduc, importó el Método ECBI para la enseñanza de estas disciplinas.

Sobre las preguntas que debieron responder los alumnos, la doctora Devés comenta que están bien construidas y “miden las competencias esenciales que permiten a los jóvenes utilizar la ciencia como una herramienta para la vida”. Además, considera que es una prueba consistente con los objetivos del marco curricular chileno en Ciencias. Para ella, esos 438 puntos (equivalentes al nivel 2 de desempeño) se explican por un trabajo sistemático en aspectos como “el currículo, los planes y programas asociados a éste, el desarrollo profesional docente y proyectos de implementación curricular innovadores”.

“La dirección es correcta”, dice, pero está convencida de que “para lograr los cambios requeridos, se debe hacer un esfuerzo mayor, que incluya la cooperación con otros países y un trabajo transversal en todo Chile”.

“57 países rinden la prueba PISA, 30 son miembros de la OCDE, y 27, entre ellos Chile, son países invitados.”

37% de los escolares chilenos de 15 años están familiarizados o saben algo acerca de “el aumento de los gases invernadero en la atmósfera” y 35% acerca de los “desechos nucleares”. Encuesta realizada por la OCDE a los alumnos que dieron la prueba PISA 2006.