Streamers: Los dueños del público en pandemia

Cyber sport. Young handsome game streamer finally wins a round in a competitive game. 

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Las transmisiones en vivo a través de las plataformas de internet han proliferado en este tiempo de pandemia como una forma de desahogo y contacto entre las personas.

Para los más antiguos puede sonar inentendible. Ibai Llanos, un chico de 26 años y nacido en Bilbao, batió hace poco el récord de gente mirando una transmisión en vivo por streaming personal. Fue a través de Twitch y el evento consistía en una velada de boxeo sin ningún boxeador conocido. ¿Suena raro? Los contendores también eran streamers, todos muy populares entre los jóvenes. A las 21.49 horas, más de un millón y medio de personas estaban viendo el show que no costó casi un peso. Las agencias de publicidad, lápiz en mano, toman nota.

La pandemia cerró algunas puertas y a la vez abrió otras que no todo el mundo ha logrado ver. Los usuarios con mayor audiencia a nivel de streaming siempre son los que transmiten eventos relacionados con videojuegos. Como la sesión de “Ninja” jugando Fortnite contra el músico Drake. Pero el encierro motivó a que mucha gente hiciera sus propios “en vivo” a través de Facebook o Instagram, lo que disparó la compra de cámaras y micrófonos. Entre julio y agosto del año pasado, en Chile hubo marcas que se quedaron sin stock.

Porque no todos pretenden llegar a cifras siderales. Algunos usan las transmisiones solamente como una forma de desahogo, de romper el tedio o mostrar algo interesante, quizás solo divertido. Lo que también desató el fenómeno de los que están del otro lado. Mucha gente valora la cercanía que da el “en vivo”, el encontrarse con personas reales. Sobre todo, en tiempos que desconfían de medios oficiales y canales tradicionales de información. El streaming se caracteriza por leer lo que dicen los conectados, nombrarlos, interactuar con ellos, fidelizarlos como seguidores.

Los tipos de transmisiones que más proliferaron son las entrevistas y también los relatos en primera persona acerca de un tema cualquiera. Y esas entrevistas que partieron como una talla entre amigos, muchas veces se transformaron en programas con periodicidad de una o dos veces a la semana e, incluso, con pequeños auspicios de negocios que ofrecían canjes, como premios para los espectadores. Sí, la persona común y corriente se mostraba como cualquier presentador de la televisión. Sin sus grandes ingresos, pero también sin sus grandes costos.

¿Cuántos amigos vio usted en sus redes sociales haciendo eso? Unos no duraron más que un par de veces, otros siguen en eso, algunos llegaron más allá de lo que creíamos.

El futuro a la mano

También ocurrió un fenómeno interesante con los medios tradicionales. Algunos cerraron (La Hora, Qué Pasa) y otros tuvieron que abandonar el papel (La Tercera). Los auspicios en las versiones digitales de los medios pasaron en solo tres años de un 28 a un 50 por ciento del total de lo que les entra. Los medios escritos también recurrieron al streaming como tabla salvadora y los nombres y apellidos que antes solo firmaban notas se transformaron en rostros. El periodista hoy no trabaja en “un área”, debe estar capacitado para estar en radio, televisión y escrito. El medio actual tiene las tres cosas en una.

Una encuesta de la Universidad de Oxford, en 2020, reveló que en Chile el 73 por ciento de las personas asegura que su principal vía de información son las redes sociales. Los menores de 25 años recurren casi únicamente a lo que les ofrece internet y los “en vivo” de personas normales haciendo cosas normales les parecen atractivas. La sensación de que ellos también pueden hacerlo solo con animarse les da la posibilidad de igualar oportunidades.

¿Y qué es esto del streaming? ¿Cómo nace? Básicamente es poner una cámara delante de ti o tu cámara grabando algo más y entregarlo en vivo a través de alguna de las plataformas de internet, como Facebook, Instagram, YouTube o Twitch. Estas quedan grabadas, lo que permite que otros usuarios puedan volver a verlas las veces que quieran. Por eso, su impacto se mide a través de los conectados en vivo, pero también a través de las reproducciones totales con el correr de los días. Eso y el número de interacciones, como comentarios, son las principales cifras que interesan a un potencial auspiciador.

La primera transmisión de un evento importante por streaming la realizaron los Rolling Stones a mediados de los 90, transmitiendo en directo y sin costo 20 minutos de su espectáculo para promocionar la cadena Showtime. Harta agua ha pasado bajo el puente y muchos chicos sueñan con convertirse en streamers y dedicarse a eso. Algo así como jugar, pasarlo bien y a la vez ganarse la vida. No suena nada mal. En España, un streamer popular gana más que muchos futbolistas de Primera División y por eso los niños y jóvenes los ven como modelo a seguir.

Para muchos, aquí está el futuro. Uno donde cualquier persona, solo con una buena banda ancha, puede generar un contenido que a la vez produzca ingresos. O, simplemente, un medio que sirva para perder el miedo y compartir. Es la evolución del youtuber, que grababa sus contenidos, editaba en detalle y que generaron todo un código propio de lenguaje. El mundo avanza a pasos cada vez más veloces y no hay nada peor que quedarse abajo. Este no es el escenario donde se moverán nuestros hijos, es lo que nos está pasando a nosotros, a un clic de distancia, aunque a veces hacemos vista gorda porque nos parece tan extraño.

Por Paulo Inostroza, periodista

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