Declaración Pública CONFERRE

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Ante las injusticias, “Es necesario orar siempre sin desanimarse” (Lc 18,1)

En este domingo 20 de octubre del año en curso, cuando ya el viernes en la noche vimos expresarse el descontento de muchos hermanos y hermanas nuestras en algunas partes del país… Cuando la televisión nos muestra no solo las manifestaciones con exigencias reales para salir de un país con muchas injusticias y también nos presenta situaciones injustificadas de violencia, el texto de hoy domingo nos muestra a nosotros religiosos y religiosas de Chile, otra alternativa en la desesperanza… “Orar siempre sin desanimarse”, desde ésta columna, uniéndonos a todos los llamados de la Conferencia Episcopal y muchas congregaciones, les invito a que nos unamos en oración para pedir por nuestra patria, para pedir por la paz, para pedir por la justicia. Son muchas las situaciones de descontento, sobre todo la gran brecha que se ha ido creando en nuestra nación, donde unos tienen mucho y otros muy poco, donde unos ganan mucho dinero y otros no les alcanza para vivir, donde la educación, salud, trabajo, etc… todavía están al debe en nuestro país.

El texto de hoy nos dice que, en todos los tiempos, sobre todo difíciles, la oración nos ayuda a encontrar una salida, una salida que parte del valor de la vida y de las de los demás. Y que donde parece que ya no hay solución, debemos perseverar en pedir lo que necesitamos.

Jesús, cuando invita a orar sin desanimarse, nos cuenta la parábola del juez corrupto y la pobre viuda, con todo lo que esto significa, donde el primero no tiene necesidad de una pobre mujer y ella no tiene nada para ganarse el interés del juez corrupto. Ella es pobre, muy pobre, no tiene ninguna protección, pero insiste una y otra vez, hasta que saca por cansancio a éste juez y le hace justicia. Así tiene que ser nuestra oración mientras esperamos que venga el Hijo del Hombre (Lc 18,8).

El tema en cuestión es la justicia, el tema que aflige a nuestro país es de justicia. Hoy en el evangelio, el hilo conductor es la “justicia de Dios”. Notamos como se va repitiendo la expresión “hacer justicia”: Dice la viuda al juez: “¡Hazme justicia!” (18,3). Luego reflexiona el juez: “Voy a hacer justicia” (18,5). Pregunta Jesús: “¿Dios no hará justicia?” (18,7). Y él mismo Jesús responde: “Hará justicia pronto” (18,8).

Quizás a muchos nos cueste acompañar, pidamos la gracia de saber dialogar, para enfrentar con altura este momento, exigencias necesarias para la buena convivencia en nuestro país, busquemos instancias para orar y pedir para que se eviten los excesos que terminan con vidas humanas y pueda salir a flote el sentido común, el sentido evangélico que hoy pide justicia.

Que María nuestra Madre, en la advocación del Carmen, interceda por nuestro país y por cada uno de los que habitamos en él...” Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Amén.

P. Héctor Campos, OFM-Cap Presidente de CONFERRE

Hna. Sara Romero, MSsR Secretaria Ejecutiva de CONFERRE

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