El ecumenismo de la sangre

Los 21 cristianos coptos muertos por los terroristas en Libia serán inscritos en el “Sinassario”, el equivalente oriental del Martirologio Romano, un proceso que equivale a la canonización en la Iglesia latina. Lo ha anunciado el Patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, Tawadros II.

El martirio de estos 21 fieles se conmemorará el 8 de Amshir del calendario copto, el 15 de febrero del calendario gregoriano.

El obispo copto católico de Giuzeh, Anba Antonios Aziz Mina, había ya dicho: “el video que muestra su ejecución se ha construido como una escalofriante puesta en escena cinematográfica, con la idea de sembrar el terror. Sin embargo, en dicha producción diabólica se ve como algunos de los mártires, en el momento de su bárbara ejecución, repiten ‘Señor Jesucristo’. Al igual que en la pasión de los primeros mártires, se han confiado a Aquel que poco después los acogería en su seno. Y así han celebrado su victoria, la victoria que verdugo alguno no les podría jamás arrebatar”.

El día después de la publicación del video de su ejecución, el Papa Francisco ofrecía su misa matutina “por nuestros 21 hermanos coptos, degollados per el solo motivo de ser cristianos” y añadía: “Recemos por ellos, que el Señor los acoja como mártires, por sus familias, por mi hermano Tawadros, que sufre tanto”.

Y en otras ocasiones el Papa nos ha recordado que hoy existe en el mundo un “ecumenismo de la sangre” que une a todos los cristianos, ya que el perseguidor no hace “diferencia de confesiones”, más bien lo hace simplemente “por el hecho de ser cristianos”.

“El testimonio de estos hermanos nuestros, bárbaramente destrozados, nos recuerda a tantas comunidades cristianas que, en diversas partes del mundo,  están viviendo su pasión en comunión con Jesús, el mártir por excelencia.-  comenta don Pierluigi Cameroni, Postulador General para las Causas de los Santos de la Familia Salesiana -. Además, su sacrificio es semilla de esperanza, sea por el camino de la unidad de los cristianos, sea por la venida de una humanidad reconciliada. El nombre de Jesús, que aflora en los labios en la hora suprema, es la expresión de su profesión de fe, enraizada en el corazón y sellada con la propia sangre”.

Fuente: InfoANS

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