Veinticinco misioneros católicos fueron asesinados en 2006

Veinticinco misioneros católicos fueron asesinados durante el 2006, uno menos que en 2005. Entre las víctimas se encuentran personas procedentes de Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Argentina, Colombia, El Salvador, Guatemala, Perú, Kenia, Nigeria, Burundi, Italia, Portugal, Indonesia, India y Papua Nueva Guinea. Según informó el 31 de diciembre la congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos a través de su agencia informativa, FIDES, 17 sacerdotes, 1 religioso, 3 monjas y 3 laicos perdieron su vida a lo largo del año.

El organismo vaticano señala que no se emplea “intencionadamente el término ‘mártires’ para no entrar en el juicio que, eventualmente, la Iglesia hará sobre ellos” y, además, “por la escasez de noticias que, en la mayoría de los casos, se recogen sobre las circunstancias de sus muertes”. Ciertamente, la causa de los asesinatos es, en numerosas ocasiones, difusa. En algunos, el atraco parece el móvil del crimen; en otros, se puede deber a la enajenación mental del asesino.

Único testigo

África ha sido, como otros muchos años, el continente donde se ha vertido más sangre misionera. El jesuita Elie Koma, originario de Burundi, fue asesinado en la capital de su país tras presenciar un asesinato. Según Fides, “los asesinos habrían matado de cinco disparos al padre Koma para eliminar a un posible testigo del delito”. Un anciano sacerdote portugués, el padre José Alfonso Moreira, fue disparado a quemarropa mientras dormía. El religioso, de 80 años y que llevaba la mitad de su vida en Angola, “acababa de irse a dormir cuando una quincena de personas armadas irrumpieron en su habitación”, explica Fides.

La víctima más joven es el sacerdote nigeriano Chidi Okorie, de 31 años. Fue apuñalado en su vivienda de la localidad de Afikpo, de donde los asaltantes sustrajeron dinero y otros bienes.

Asesinado a golpes

En la India, el padre Eusebio Ferrao, de 61 años, fue ahogado con una almohada. Dos años más tenía monseñor Moreno Baldacci, italiano, que fue asesinado a golpes. El sacerdote, que pasó 42 años en Brasil, se dedicaba a los pobres y a los drogadictos.

La única víctima estadounidense es una religiosa de las Hermanas de San José. Sor Karen Klimczak, de 62 años, también volcada en el trabajo con los pobres, fue asesinada precisamente por un joven al que estaba ayudando a reintegrarse.

En Colombia fue apedreado hasta la muerte el franciscano Luis Alfonso Herrera, de 46 años. Era el ecónomo del colegio San Luis Beltrán y, según Fides, “el único indicio es que fuera asesinado en una tentativa de atraco”.

Un sacerdote del Camino Neocatecumenal, el peruano Ricardo Antonio Romero, falleció a los 53 años tras ser apaleado y apedreado por una banda juvenil. “Era muy conocido por la incansable labor de evangelización que llevaba adelante y por la asesitencia a los pobres y a los más necesitados”, afirma Fides.

Entre los laicos destaca el guatemalteco Johnny Morales, un cooperador salesiano de 34 años. Fue tiroteado mientras conducía su vehículo. “La causa del crimen parece que esté relacionada con su integridad moral, ya que había rechazado realizar actos ilícitos”, asegura Fides.