Mons. Óscar Blanco dedicó emotivas palabras a los educadores, registrando el profundo impacto que tienen en la vida de sus estudiantes. “La enseñanza es un acto de amor y entrega que trasciende las aulas. Ustedes no solo forman mentes, sino también corazones, guiando a los jóvenes hacia un futuro lleno de esperanza y valores. Hoy, más que nunca, necesitamos de su luz y de su compromiso”, expresó el Obispo durante su homilía, generando una profunda conexión con los profesores y asistentes de la educación.
La misa estuvo marcada por momentos de reflexión y agradecimiento, en los que se destacó la importancia del papel del docente como pilar fundamental en la sociedad. Con cantos, oraciones y una cálida bendición final, Mons. Óscar Blanco invitó a los educadores a continuar con su noble misión, recordándoles que su esfuerzo diario es un reflejo del amor de Dios por su dedicación y amor hacia los jóvenes y niños.
Asistieron profesores, asistentes de la educación y miembros de la comunidad, quienes se unieron en un momento emotivo con la entrega del Nuevo Testamento al final de la ceremonia, como símbolo de reconocimiento y gratitud por la incansable labor de quienes dedican su vida a la enseñanza.
Esta eucaristía se convirtió en un espacio de encuentro, reflexión y renovación del compromiso educativo, reafirmando el valor de la vocación docente como un servicio invaluable para la construcción de un mundo más justo y solidario.