La comunidad del COM celebró la tradicional Eucaristía de Despedida de los IV° Medios, el martes 18 de noviembre.
La ceremonia presidida por el P. Héctor Vásquez, fue un momento de gratitud, fe y esperanza, donde estudiantes, familias y educadores se reunieron para dar gracias por los años compartidos y encomendar el futuro de los jóvenes que culminan su etapa escolar.
La liturgia estuvo marcada por signos cargados de significado: los polerones como recuerdo de la unidad y la amistad, una vela como símbolo de la luz de Cristo que ilumina el camino, una maqueta de casa como signo de los aprendizajes y valores construidos, y los llaveros en forma de ancla, recordando el lema del año: “Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes.”
Las familias vivieron este último día de clases con emoción y orgullo, acompañando a sus hijos en un rito que no solo marca el cierre de una etapa, sino también el inicio de nuevos desafíos. Entre abrazos y lágrimas, se hizo presente el espíritu salesiano de comunidad: una casa abierta, donde cada joven es acogido y acompañado en su crecimiento.
En su mensaje, la rectora Cecilia Figueroa expresó con cercanía: “Hoy se llevan un sello que los distingue: el sello salesiano. Es confianza, es vivir con dignidad y amar profundamente a la familia. Llévenlo con orgullo a la universidad, al trabajo, a la vida. Queridos jóvenes, este colegio siempre será su casa, y aquí encontrarán puertas abiertas para volver. Gracias a las familias por confiar sus hijos a nosotros, y gracias a ustedes por permitirnos acompañarlos en este camino. Que sus proyectos se cumplan, que encuentren felicidad en lo que decidan estudiar y que nunca olviden los valores que aquí aprendieron.”
La misa culminó con la bendición de los padres a sus hijos y la entrega de recuerdos, en un ambiente de profunda emoción y esperanza.