La última semana de cuarto medio en el Colegio Oratorio Don Bosco fue más que una serie de actos formales: se convirtió en un conjunto de rituales colectivos que expresan el afecto, reconocimiento y expectativas que acompañan el paso a la vida adulta. Entre el jueves 13 y martes 18 de noviembre, la comunidad escolar vivió una secuencia de instancias que incluyeron encuentros intergeneracionales, eucaristía y acto final en el patio central, todo como antesala de la ceremonia de licenciatura que marcó oficialmente el cierre de su educación media.
El miércoles 12 se inauguró la semana con un encuentro entre los cuartos medios y sus ahijados de primer año básico. La actividad, pensada como cierre del trabajo de acompañamiento durante el año, se desarrolló en sedes distintas: el 4° Medio B reunió a su 1°B en el Salón Silvan Ríquez con música, estaciones de construcción, juegos de pesca y dinámicas con pelotas de ping-pong; el 4° Medio A adaptó el casino de Básica para montar puestos de puntería, pintacaritas y sillas musicales. Más allá del juego, la jornada buscó reforzar el vínculo intergeneracional que el colegio promueve como parte de su proyecto educativo.
El jueves 13, los terceros medios se hicieron cargo de la despedida para sus compañeros mayores: un desayuno organizado por cursos, profesoras jefes y apoderados que incorporó un tótem fotográfico, cotillón y una entrega de diplomas que mezcló humor y reconocimiento; desde distinciones por rendimiento académico y talento artístico hasta categorías más lúdicas como “el pelo más lindo” o “el más gracioso”. Por la tarde, la comunidad participó en la Eucaristía presidida por el P. Director Víctor Mora, donde se enfatizó la necesidad de buscar una vida con sentido y proyectar la alegría salesiana más allá del establecimiento.
El último día de clases condensó el espíritu comunitario de la despedida. Los estudiantes de cuarto medio ingresaron acompañados por sus profesores jefes y subieron al Salón Oratorio Don Bosco para un breve acto preparatorio. Desde allí descendieron por la escalera principal hacia el patio central, donde fueron recibidos por compañeros de otros cursos, docentes y apoderados con aplausos, abrazos y la tradicional suelta de globos. En esa jornada se presentó por última vez el electivo de Música de IV medio, dirigido por el profesor Martín Labbé, con piezas que reforzaron el tono emocional del momento. Los alumnos dejaron el colegio de la misma forma en que llegaron: de la mano de sus padres.
El punto culminante llegó con la licenciatura, celebrada el martes 18 y presidida por los profesores Lorena Madrid y Rodrigo Rios. La ceremonia, de tono solemne pero íntimo, tuvo la musicalización de Katherine del Valle, educadora y mezzosoprano, en la entrada y la actuación de la banda del colegio, dirigida por Martín Labé que con figuró la interpretación de “Adiós” de Gustavo Cerati, durante el acto resonó una consigna que muchos asistentes evocaron: “Poder decir adiós es crecer”, frase que sintetizó el sentido del cierre y la apertura que implica la transición hacia nuevos proyectos.
Durante la licenciatura se entregaron reconocimientos por excelencia académica, aporte a la pastoral y participación en talleres ACLE, entre otras distinciones que buscaron destacar tanto el desempeño como la impronta salesiana de alumnos. La ceremonia culminó con la tradicional salida por un corredor de velas sostenido por docentes, un gesto que simbolizó el acompañamiento docente en el paso al siguiente tramo de la vida.