Este 2025, la rectora del Liceo Salesiano Camilo Ortuzar Montt, Cecilia Figueroa, quien ha hecho del proyecto salesiano su hogar y su vocación, cumplió 45 años de trayectoria en el colegio. 

Tras cuatro décadas de entrega, Cecilia Figueroa sigue emocionándose como el primer día. Cada semana, proyecto y sonrisa de los estudiantes renuevan su vocación.

“Ser rectora no ha sido fácil: hemos vivido tiempos de cambios, cansancio y desafíos enormes. Pero este colegio me enamoró desde el inicio y aquí he encontrado mi lugar. Agradezco a cada familia, estudiante y docente que me ha acompañado en este camino. Juntos hemos hecho historia”.

El colegio que creció con ella

En agosto de 1980, una joven profesora de francés llegó al Colegio Salesianos Macul con todos sus certificados y currículo en mano, lista para comenzar un nuevo camino. Lo que no imaginaba es que ese día sería el inicio de una vida entera dedicada a una comunidad educativa que se transformaría en su familia.

“Me dijeron: ‘después me muestras los papeles, ahora vas a hacer clases’. Así partió mi historia aquí, sin mayores formalidades, pero con toda la pasión por enseñar”, recuerda.

Al mirar hacia atrás, Cecilia no habla solo de aulas, programas y talleres. Habla de árboles que ella vio crecer desde pequeños hasta convertirse en gigantes; de patios que eran tierra y hoy son espacios llenos de vida; de una comunidad que pasó de ser pequeña y modesta a una familia de más de 1.500 estudiantes y sus familias.

“Cada palmera, árbol y rincón tiene un pedacito de historia. Y así como ha crecido el colegio, también hemos crecido nosotros como comunidad educativa”, comparte emocionada.

Más que un trabajo: un estilo de vida

Para Cecilia, ser salesiana no es ponerse un “traje” solo para trabajar. Es un estilo de vida que se respira dentro y fuera del colegio. “El sistema preventivo de Don Bosco es amor, razón y fe. Es creer en el diálogo, en Jesucristo y en que es posible cambiar vidas. Eso no se enseña con discursos, se enseña con el testimonio de cada día”, asegura.

Una rectora que acompaña y sueña

Hoy, el colegio es un verdadero pulmón verde en medio de Macul, con 27 talleres deportivos, musicales y artísticos; invernaderos que enseñan a cuidar la Casa Común; proyectos pastorales y sociales que llevan a los estudiantes a compartir con ancianos, comunidades vulnerables y otros espacios que forman en solidaridad.

“Queremos que nuestros niños y jóvenes aprendan, sueñen, sean felices, solidarios y descubran un verdadero sentido para sus vidas. Les entregamos herramientas para crecer con esperanza, para enfrentar el futuro con confianza y para aspirar siempre a lo mejor de sí mismos".

"Tenemos altas expectativas académicas, cultivamos una cultura medioambiental y trabajamos día a día en inspirar a cada estudiante a construir proyectos de vida con sentido. Ese es el sello salesiano que nos identifica, y al que he entregado mi vida con cariño, compromiso y visión. Porque más que un trabajo, ha sido para mí una vocación y una manera de acompañar a toda una comunidad educativa”, afirma.

Línea de tiempo de una vida en Salesianos Macul

1980: Inicia como profesora de francés en un colegio mucho más pequeño que el actual, con terrenos de tierra, pocos edificios y un sueño en construcción.

1982: Llega la gran transformación: se construyen nuevas canchas, edificios, jardines y el casino. La comunidad va creciendo junto al colegio.

Años 80 y 90: Participa activamente en el proceso de apertura del colegio a la educación mixta, la ampliación de la jornada completa y el fortalecimiento de la identidad salesiana en Macul.

Décadas siguientes: Asume diversas funciones: profesora, orientadora por casi 20 años, docente de religión y finalmente rectora, liderando con cercanía y firmeza.

2020 en adelante: Conduce a la comunidad a superar desafíos complejos como el estallido social y la pandemia, fortaleciendo el sentido de pertenencia, el acompañamiento a las familias y el sistema preventivo de Don Bosco.