El día en que los influencers se adueñaron de la pluma

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VERSIÓN INTERACTIVA

El 2016, Germán Garmendia abrió una puerta que, sin querer, cambiaría el escenario literario en Chile. El youtuber más famoso del país dio un paso más en su diversificación de contenidos y se lanzó con su primer libro. La crítica lo trató de “trivial”, pero… ¿su éxito se basó alguna vez en la profundidad? No. En los primeros 10 meses, “Chupaelperro” vendió 47 mil copias, poco menos que lo último de Isabel Allende.

La cara de “HolaSoyGerman”, hoy de 32 años, calcó la idea de otros personajes mundiales de internet, como El Rubius, Robleis, Mickecrack o Mónica Morán. Le fue tan bien, que el 2018 se animó con “Di Hola”, donde ya no hablaba de su vida ni cómo llegó a ser quién es. Intentó con una novela, que tuvo ventas bastante menores. La gente quiere saber cosas personales de estos rostros que ve cocinando, cantando, tomando sol. Saber de su día a día y punto.

Así lo entendió Ignacia Antonia, que a sus 21 años ya ha publicado cuatro libros. Tiene 27 millones de seguidores en TikTok, el sueño de cualquier editorial. Compradores seguros. Compradores que no les interesa mucho qué escribe mientras lo escriba ella. Si en la tapa va su nombre, es éxito seguro. ¿Y de qué habla? De su niñez, de sus problemas de adolescente, de cómo logró la fama, de que rompió con su novio y de que es famosa, pero una persona común y corriente.

Y si para los escritores más puristas siempre ha sido complicado publicar, para estos chicos es todo lo contrario. No los avala la calidad literaria, sino el número de seguidores. Bueno, así se maneja el mundo actual a todo nivel. Si no, pregúntenle a Carmen Castillo, la chica detrás de “Weona tú podí” y las 321 páginas de “Brilla weona, brilla”. Bombazo de ventas, punto ganador para Editorial Planeta. De “Carmen Tuitera” a escritora top. Y como dijo Ignacia Antonia: “Escribo un libro en cuatro meses”.

Después de Germán vinieron los libros de Hemes, Valentina Villagra, David Montoya y hubo escritores que aseguraban que este fenómeno duraría poco. Un error, lo mismo decían del reggaetón. Solo en el rubro de la cocina, son un éxito los textos de Connie Achurra, Daniela Castro, Sweet Fran y el “Todos podemos cocinar”, de Paulina Briones. También la rompen Aldo y Rodrigo, que saltaron del blog a lanzar “Secretos del Decorador”. Estos últimos, influencers con mayor experiencia en el tema a escribir.

Este nuevo escenario plantea muchas preguntas. ¿El escritor de hoy necesita un público ganado previamente? ¿Debe saber venderse aunque le cargue esa palabra? Para las editoriales resulta más calado aventurarse con el “Like” publicado por Karol Dance o los libros de Tati Fernández, la bailarina de Puchuncaví que tiene 12 millones de seguidores en TikTok. El influencer gana prestigio al publicar, y la editorial, muchísimo dinero.

Por otra parte, es una puerta abierta. Que “cualquiera” pueda publicar o sacar un álbum siempre es positivo. Porque si se vende es porque existe una necesidad del otro lado. Vaitiare Alarcón se hizo famosa maquillando desde La Pintana y se animó escribiendo “Mírame”, Antonia Larraín arremetió con “Cuerpo sin vergüenza” para gente de tallas más grandes y el joven tiktokero Martín Rompeltien, de solo 18 años, vendió mucho con “Tin, no soy un influencer”.

Se equivocaron quienes creían que sería una moda pasajera, pero tampoco es para que los escritores de la vieja escuela junten miedo. Hay público para todos. Los jóvenes y adolescentes están en una etapa de búsqueda y, más allá de qué lean, siempre es bueno que partan por tomar un libro.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Paulo Inostroza, periodista

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