Prevenir la pandemia rosa

drug addict hands holding a small package with white powder 

Para algunos se constituyen en una vía de escape a los problemas, para otros, son la causa de todos ellos. Lo cierto es que las drogas afectan negativamente la vida de las personas que las consumen, sus familias y entornos.

De acuerdo al último reporte del Observatorio del Narcotrá- fico, del año 2020, se mantiene como tendencia el aumento en la incautación de marihuana y la caída en la cocaína, pasta base y éxtasis. Esto último se explica por la irrupción de una nueva droga: 2CB, conocida como tusi, tussi, tusibi o cocaína rosa.

Este aumento ha tenido sus resonancias en el mundo cultural y, principalmente, musical de los adolescentes. Más de 57 millones de reproducciones (tres veces la población de Chile) tiene la canción “Mi gata”, del cantante Camilo Paredes, más conocido como “Standly”, en YouTube, desde donde nace el viral de TikTok “toma tussi gasta la plata”.

Matías Muñoz, conocido popularmente como “Marcianeke”, también cuenta con el tema “Tussi Code Mari”, con más de 33 millones de reproducciones en la misma plataforma.

Se trata de una droga sintética más presente que nunca en operativos policiales y en la vida de los jóvenes y adolescentes chilenos. Algo que no debería dejar de preocupar a nadie, ya que las cifras son cada vez más alarmantes.

Pablo Ardiles, capitán y vocero OS-7 de Carabineros, señala que “el año 2019 teníamos incautadas 789 muestras de tusi, mientras que en 2020, 12.396 muestras. Estamos hablando de un crecimiento de más de un 1.400% de incautaciones”.

Esta droga es un compuesto sintético que actúa como alucinógeno y que en su estructura química (2C-B) no tiene relación con la cocaína, como suele pensarse.

El término “tusi” con el que fue bautizada en Colombia deriva, precisamente, de la pronunciación en inglés de esta sustancia (Two-Ci-Bi).

La forma en la que se vende es al gramo y su vía de consumo es principalmente por aspiración nasal.

El falso tusi

El Laboratorio de Criminalística Central de la Policía de Investigaciones de Chile (LACRIM) y los protocolos del Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) dan cuenta de la presencia de diferentes mezclas en los “tusi” que se comercializan en nuestro país.

En Chile solo hay presencia de falso “tusi”. Las mezclas identificadas han sido ketamina, ketamina con clorhidrato de cocaí- na, ketamina con metilendioximetanfetamina (MDMA) y cafeína.

Este falso tusi, que tiene como componente principal la ketamina, es un potente anestésico que, tras su consumo, genera euforia, desconexión de la realidad, sensación de estar fuera del cuerpo y alucinaciones.

La “cocaína rosa” está lejos de generar solo síntomas “deseables”. Los peligros de su consumo suelen ser de tipo cardiovascular y neurológico, como agitación, ataques de pánico, ansiedad, hipertensión arterial, arritmias cardíacas, vómitos y sudoración. En los casos más graves se producen crisis convulsivas, enfermedades coronarias e, incluso, fallo multiorgánico.

Prevenir a través del vínculo

Erick Campaña, psicólogo y director de la comunidad terapéutica Miguel Magone, de la Fundación Don Bosco, comenta acerca de las causas del consumo de drogas y las herramientas y acciones necesarias para prevenir su consumo entre adolescentes.

“Tenemos que ir a la raíz del porqué un joven necesitaría consumir algún tipo de droga” y los diversos factores que promueven el uso de sustancias, como “familias disfuncionales, mucho conflicto al interior y, quizás, hasta violencia intrafamiliar”, con lo que los jóvenes “se ven amenazados por un entorno del que requieren escapar rápidamente”.

Las drogas ofrecen una opción engañosa, ya que “son un placebo a nivel psicoemocional que permite salir del espacio”. A eso se añade el entorno y el contexto en el que cada uno vive, ya que “la droga está en todas partes, hasta tu vecino puede que venda, y es una realidad. Hay elementos tanto internos como externos que pueden llevar a los jóvenes al consumo de drogas”.

Conocer las causas es importante para que los educadores y padres sepan cuándo estar alertas y prevenir un posible consumo entre los jóvenes y adolescentes.

El especialista señala que “lo importante para la familia es conocer al joven, saber realmente cómo está siendo su vida, cuáles son las dificultades que podría estar presentando a nivel personal, académico o social. Esos son los primeros indicios que ayudan a decir si está teniendo una etapa explorativa con la droga que, en esos casos, podemos orientar”.

La clave está en la comunicación. “Si no le hablo a mi hijo de las drogas, de lo que significan, los daños y del porqué habría que buscar ese efecto placebo, lo único que voy a lograr será actuar reactivamente cuando consuma, lo que no resulta, porque hoy las drogas que los jóvenes  están consumiendo son principalmente sintéticas y tienen un alto nivel adictivo”, agrega.

La autoexploración de los jóvenes con las drogas surge generalmente de sus relaciones con amigos, y la decisión del consumo, generalmente, está dada por su inmadurez, “porque están en una etapa de desarrollo, donde las decisiones son más bien del momento, sin pensar”.

El psicólogo invita a que “debemos abrir esos temas de sexualidad o drogadicción y reflexionar sobre la realidad social. Esa es la mejor forma, abrir el tema, conocer y no cuestionar a los jóvenes”, lo que promueve saber de sus entornos y las cosas que conocen por sus medios sociales.

“Es una etapa que hay que vivirla acompañado y con dirección. Debe haber factores protectores, de lo contrario, el joven se expone a situaciones de riesgo que, dependiendo de su estado de avance, son más difíciles de revertir”.

“Lo más importante en ese aspecto es vincular y conocer la vida de ese joven en su entorno familiar y social, colegio, amistades, lo que ve por internet, sin el ánimo de estar vigilando”, pero sí de darle dirección. Tenemos que estar ahí, con ellos, esa es la mejor opción y alternativa. No es difícil, pero sí requiere tiempo.

Por Joaquín Castro, periodista

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