El Liceo Camilo Ortúzar Montt implementa estrategias de integración sensorial en aulas. Utiliza pelotas de tenis y bandas elásticas para crear entornos de aprendizaje más amigables.
Las aulas pueden ser desafiantes para estudiantes con hipersensibilidad sensorial. Ruidos, conversaciones o luces intensas afectan aprendizaje y participación. Esto impacta atención y concentración, incluso puede desencadenar desregulaciones sensoriales.
Pelotas de tenis en patas de sillas y mesas reducen ruido ambiental. Crean un ambiente más seguro y acogedor. Cada niño necesita ocho pelotas: cuatro para la silla y cuatro para la mesa.
Bandas elásticas en patas de sillas permiten movimiento discreto. Ayudan a regular el sistema sensorial y mantener la atención. Estudiantes se benefician del movimiento.
"Tras implementar medidas, identificamos más niños con necesidades. Adaptamos el plan de trabajo para responder a necesidades del curso. El mayor desafío es la autorregulación", analizó Débora Benavente, Educadora Diferencial del COM.
Educación inclusiva y colaboración.
Javiera Olivares, Educadora Diferencial, afirma que las herramientas crearon un espacio sensorialmente amigable. Disminuyeron desregulaciones y sobrecarga sensorial. Un entorno más tranquilo potencia el aprendizaje y clima escolar.
"El proyecto beneficia a todo el curso. Promueve el orden, conciencia corporal y apoyo mutuo entre compañeros", valoró Marjorie Varas, profesora jefe del tercero básico C.
El proyecto de aulas inclusivas, autorizado por la Coordinación PIE, mejora el clima de aula y aprendizaje. Débora Benavente agradeció a equipo y apoderados por su apoyo.