Body Shaming: Juzgar el cuerpo del otro

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El body shaming o humillación corporal no nació con el internet y redes sociales, sino que ha sido una práctica normalizada y justificada en favor de un seudo bienestar de las personas.

¿Alguna vez has criticado a alguien por la forma de su cuerpo, su peso, apariencia física o forma de vestir? ¿Alguna vez te has mirado en el espejo y solo has visto defectos? Si la respuesta es sí, podrías estar ejerciendo el body shaming sobre alguien o contigo mismo.

El mundo digital se convirtió en una extensión de la vida personal en la que a diario se suben fotografías, videos, audios y todo tipo de información sobre cualquier tema. Aunque estas plataformas traen beneficios, también se han convertido en un arma de doble filo para usuarios que reciben comentarios y reacciones violentas por su cuerpo o forma de vestir.

Vergüenza corporal

Dentro de las formas de violencia que se pueden ejercer en el mundo digital se encuentra el body shaming, comportamiento tóxico que se ha visibilizado los últimos años y que se relaciona con la vergüenza que se le hace sentir a alguien por su cuerpo.

Partamos por la base de que no está bien opinar sobre cuerpos ajenos, menos si esta opinión busca avergonzar o humillar a otra persona. Para la socióloga chilena Anita Medina, coordinadora del movimiento ‘La Rebelión del Cuerpo’, esta práctica no nació con el internet, ya antes ocurría y se normalizó en ambientes como la familia o colegio a través del uso por parte de jóvenes de las redes sociales como herramienta para comentar y burlarse de la apariencia de los demás.

Además de lidiar con sus propios problemas y cambios, los afectados deben estar atentos a estos comentarios públicos, cuya visibilidad convierte a la situación en un hecho aún más duro de enfrentar.

Algunos profesionales aseguran que los medios de comunicación masiva tienen responsabilidad de esta conducta, ya que han impuesto una forma de ser en torno al cuerpo, que se ha mantenido a lo largo de la historia y ha quedado en el imaginario colectivo: “Ser delgado o delgada a toda costa”.

Sumado a las imposiciones sociales, la búsqueda de delgadez o cuerpo perfecto puede ocasionar problemas de autoestima. El concepto de cuerpo perfecto inculcado en la sociedad genera frustración y malestar, lo que viene acompañado con decisiones poco saludables, como dietas restrictivas o exceso de ejercicio para así cumplir las expectativas de otros.

“El body shaming se puede presentar en todo tipo de contextos. Existen personas que pueden resultar fuertemente afectadas ante una opinión de esta índole”, explica el psiquiatra Mario Hitschfeld, académico de la Universidad Diego Portales.

Hay personas que tienen autoestima baja o una distorsión de la imagen corporal, en cuanto a que perciben su cuerpo de forma distinta a cómo es realmente. Si sufro esa distorsión, el comentario puede perpetuar esa idea que ya de por sí es equivocada. Entonces se reafirma un círculo vicioso de negación”, agrega el profesional.

Del body positive al body neutrality

El término “body positive” nació como pensamiento positivo y que invita a promover la aceptación de las personas independiente de su estilo de vida, apariencia o preferencias.

Sin embargo, este término causó comentarios en las redes sociales debido a que se sentía como el antónimo del body shaming, una redefinición, cosificación de la belleza del cuerpo o, simplemente, ejercer una ‘presión social-digital’ a aceptar todo porque sí.

Este pensamiento llevó al nacimiento del término “body neutrality”, el que promueve la idea de aceptar el cuerpo como es, acercándose a una percepción más integral, abriendo campo a la aceptación personal de sí mismo.

Diferentes fundaciones y organizaciones hacen visible la necesidad por avanzar hacia una sociedad que respete la integridad de la otra persona, porque la costumbre de referirse a la forma del cuerpo del otro de manera normalizada puede ser dañina, sin que nadie lo note, desencadenando trastornos psicológicos y/o alimenticios.

Consejos para no caer en body shaming

Es importante decir que no te puedes hacer cargo de los comentarios que otros hacen de ti. Tu cuerpo cambia constantemente, según la postura, momento del día, de tu vida o rutina diaria. Tomar conciencia de que no puedes cambiar todos los aspectos de tu físico. Incluso, si lo logras, lo más seguro es que esos cambios no sean permanentes y haya factores, como los desajustes hormonales, estrés o cambios de rutina, que puedan revertirlos.

Ten en cuenta lo siguiente:

Recuerda: el cuerpo perfecto no existe. Imponerse estándares de belleza irreales solo generará frustración.

Cuídate: seguir una buena alimentación y rutina de ejercicio generará bienestar mental y físico. No te obsesiones con ello, porque la meta no es la perfección, sino sentirte bien en tu día a día.

Espera: Si tienes el impulso de hacer un comentario sobre el físico de alguien, aplica la regla de los cinco segundos: aquello que vas a decir ¿se puede arreglar en cinco segundos? Si la respuesta es sí, adelante. Si la respuesta es no, mejor no lo digas, solo harás ahondar más los complejos del resto.

Por Gustavo Cano, periodista

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