El resurgir de nuestra familia

Entrevista (5)

VERSIÓN INTERACTIVA

“Que este ser no se quede encerrado en las paredes de nuestro grupo o presencia, sino que pueda, como el Papa nos invita, a hacerse presente más allá de los ámbitos concretos”.

El delegado mundial del Rector Mayor para la Familia Salesiana, P. Joan Lluìs Playà, visitó nuestra Inspectoría durante octubre y participó en diversos momentos de animación y acompañamiento, tanto presencial como en línea, como el Encuentro de Delegados Inspectoriales de Pastoral Juvenil de América y reuniones con comunidades educativas pastorales.

En medio de una agenda intensa, conversamos con él sobre su vocación, Don Bosco y la importancia de la espiritualidad salesiana en la actualidad.

Aprender de cada territorio

El P. Playà nació en Terrassa, Barcelona, España, en 1947. Conoció el carisma de Don Bosco en la Casa Salesiana de su ciudad natal. Realizó su profesión perpetua en 1966 y fue consagrado sacerdote en 1977.

Posee estudios en formación de adultos, teología pastoral y espiritual. Obtuvo la licenciatura en Teología Moral en la Facultad de Teología de Barcelona.

Respecto de su visita a nuestro país expresa que “cuando emprendes un viaje, aprovechas para conocer y aprender cómo se desenvuelve la Familia Salesiana en un territorio. Esto es una cosa muy interesante para que nosotros tengamos una visión más real de lo que ocurre por el mundo”.

Fue nombrado delegado mundial para la Familia Salesiana en el último Capítulo General 28 (CGXXVIII), realizado en 2020, en plena pandemia del Covid 19.

“Creo que ha habido un resurgir que uno no podía ni imaginar. No hay mal que por bien no venga. El confinamiento despertó en nosotros toda una creatividad que fue muy fecunda, que es organizar jornadas online. Ha habido un resurgir verdadero. Tanto es así que esta iniciativa perdura en el tiempo”, añade.

Un espíritu oratoriano

Cuando pequeño quedó cautivado por el espíritu salesiano y hoy, tras más de 50 años de vida religiosa, sigue encantado por Don Bosco y la figura de Cristo que vive en él. “En aquel entonces, noté una sintonía en la vivencia cristiana de Don Bosco con la vivencia cristiana que se dibujaba en mi mente. Esto perdura y creo que es el punto central”, comenta.

Agrega: “Luego, el espíritu de familia. En realidad es el espíritu oratoriano, vivido en la casa salesiana, en relación con todas las personas que tienen un vínculo con ella. Vivido más allá con los vecinos, ciudadanos, gente con la cual uno se encuentra en la Familia Salesiana”.

En la actualidad, la Familia Salesiana consta de 32 grupos. El principal desafío, comenta, es vivir un espíritu de comunión entre todas las personas que participan en un determinado lugar.

“El espíritu de comunión es uno que regenera, abre horizontes, nos mueve a ser creyentes, universales y santos. El desafío es ser cada vez más conscientes de esto, ayudar en la medida posible a ampliar esta visión, de manera que pueda ser cada vez más real y más viva”.

¿Qué sueña para la Familia Salesiana?

“Mi primer sueño es que podamos continuar con el sueño de Don Bosco. Que cada vez más podamos comprender su profundidad y cómo se hace realidad en la vida de cada día. Luego, que podamos acertar, captar y decir una palabra viva, cualificada, testimonial a los jóvenes, de modo que el sueño que tienen también pueda realizarse y los pueda llevar a entender todo lo que han vivido y constatado”.

Antes de despedirse, nos invita a la autenticidad, acción y hacernos presentes en la sociedad de hoy.

“Mi mensaje es ser lo que somos. Somos familia, por tanto, debemos sacarle jugo a este modo y estilo de ser, de manera que se nos reconozca como tales. Que este ser no se quede encerrado en las paredes de nuestro grupo o presencia, sino que pueda, como el Papa nos invita, a hacerse presente más allá de los ámbitos concretos”.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Karina Velarde, periodista

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