Dismorfia corporal. Cuando el espejo es tu peor enemigo

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VERSIÓN INTERACTIVA

Este trastorno en salud mental puede llegar a tener un impacto significativo en la calidad de vida, dependiendo de la intensidad con la que se presenten los síntomas. Fluctúa desde la pérdida de libertad en el aislamiento social, como también cuadros depresivos y ansiosos, Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), que pueden culminar en la ideación o conductas suicidas.

“Nunca hubo un momento en mi vida en el que amé mi cuerpo”, reveló este año la actriz y modelo estadounidense Megan Fox, que ha sido elegida varias veces como la mujer más sexy del mundo. ¿Cómo es posible si a todas luces cumple con el ideal de belleza y ha sido admirada a lo largo del mundo por su apariencia? En su caso, la causa tiene un nombre: dismorfia corporal.

Se trata de un trastorno en salud mental (TDC) que se caracteriza por presentar una distorsión cognitiva centrada en la imagen y apariencia física, donde existe una preocupación excesiva por ciertos rasgos y características percibidos como defectos o imperfecciones, que para el entorno podrían pasar desapercibidos.

Para quien lo padece, ocupa gran parte de su atención diaria, ante la presencia de pensamientos intrusivos e ideas irracionales respecto del supuesto defecto o imperfección, lo que puede dañar la salud mental y autoestima, asociándose a la ansiedad, depresión e incluso a la ideación suicida.

Ese “defecto”, que se hace muy visible para la persona, no es una deformidad o malformación notable, como una cicatriz, sino que es algo realmente sutil que solo la propia persona percibe, pero cree que el resto también lo hace en gran escala.

Cualquier persona puede llegar a padecerlo, a pesar de que para el resto su imagen sea casi “perfecta” respecto a la expectativa social. ¿Cuáles son sus causas? Para la psicóloga Katherine Ossa (@ps.katherineossa) “es difícil hablar de una causa concreta, ya que existen muchos factores biopsicosociales involucrados que pueden funcionar como desencadenantes, dando como resultado el desarrollo de este”.

Algunos de ellos pueden ser:

Las experiencias de vida con impacto negativo y/o traumático, como bullying, abusos y negligencias, sobre todo en las etapas del desarrollo infantil, preadolescencia y adolescencia, que podrían tener una influencia significativa.

Los paradigmas sociales relacionados a las expectativas de belleza, que hoy tienen un auge de alto impacto a nivel social con el mercado de la estética. Estos jugarían un rol fundamental en la percepción de la imagen, desarrollo del autoconcepto y la construcción de la autoestima.

Otros factores de personalidad o la presencia de cuadros de salud mental previos.

La dismorfia corporal puede llegar a tener un impacto significativo en la calidad de vida, dependiendo de la intensidad en la que se presenten los síntomas. Fluctúa desde la pérdida de libertad en el aislamiento social, como también cuadros depresivos, ansiosos, trastornos de la conducta alimentaria (TCA), pudiendo llegar hasta la ideación o conductas suicidas.

Resulta muy importante saber que la mejor forma de abordarlo es a través de la terapia psicológica. En ocasiones puede requerir un tratamiento farmacológico que complementa el tratamiento. “No es un diagnóstico del cual mejoras, se trata de trabajar en el reconocimiento de los síntomas e incorporar herramientas para disminuir la intensidad de ellos. Por esto, resulta fundamental asistir a un proceso de psicoterapia”, explica la especialista.

Desde la psicoterapia trabajan en potenciar el desarrollo de diferentes herramientas que permiten la identificación de dichos pensamientos intrusivos, junto con la conciencia del impacto de ellos. Se abarca la integración de la emoción con la conducta, lo cual permite desarrollar una gestión sana y equilibrada de las emociones.

En resumen, en la terapia se aprende a reconocer las herramientas y fortalezas, integrando nuevas estrategias de afrontamiento para el desarrollo de un bienestar emocional pleno y en equilibrio.

Un desafío social

Este trastorno en salud mental podría llegar a tener consecuencias en la vida diaria, hasta el punto de ser invalidante para las personas que la sufren. Sin embargo, existen muchas personas que no tienen el diagnóstico, ya que no llegan a ese nivel de consecuencias, pero ven afectadas sus vidas al no sentirse conformes con su cuerpo o insuficientes debido a la presión social que empuja a la “perfección”.

“La dismorfia corporal podría llegar a tener consecuencias con fuerte impacto en el desarrollo diario para aquellas personas con este diagnóstico. Sin embargo, hoy como sociedad somos testigos también de la influencia que tienen las redes sociales en la percepción de la imagen para cada uno de nosotros, sin necesidad de estar diagnosticados”, dice la psicóloga.

Explica también que las redes sociales han potenciado la creación de nuevos estereotipos de belleza poco realistas. Estos se encuentran socialmente aceptados y se reciben desde la infancia a través de diversas plataformas, como el consumo de publicidad, películas, series, dibujos animados y medios de comunicación.

La disconformidad con la imagen y sensación de insuficiencia constante pueden llevarnos a invertir una gran cantidad de energía, dinero y tiempo en torno a estas ideas. Estar horas y horas en el gimnasio, hacer uso excesivo de maquillaje, evitar el contacto social por temor a ser vistos e incluso no hablar en público, entre otros.

Son comportamientos que hoy se presentan cada vez con más normalidad y afectan negativamente el desarrollo personal. “Tenemos una responsabilidad social de volver a masificar la aceptación libre de estereotipos y cuestionar esos cánones de belleza alejados completamente de la imagen realista de los seres humanos”, cierra Ossa.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Antonella Ferma Reveco, periodista

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