Las finanzas, un aprendizaje salesiano

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VERSIÓN INTERACTIVA

Las finanzas y sus particularidades es necesario saber comprenderlas y trabajarlas: una buena casa también debe tener en cuenta el manejo de la parte económica.

Don Bosco aprendió desde niño lo que significó vivir en la necesidad y sobrevivir a los inconvenientes que se tenía por falta del recurso económico y, en el Oratorio de Valdocco, aplicó lo que había entendido desde su niñez: la providencia de Dios siempre estaba presente, pero había que saber buscarla y cuidarla.

Desde la espiritualidad salesiana aprendemos que la economía está al servicio de la educación. Don Pedro Stella, en su trabajo sobre Don Bosco(1), nos dice que por las manos del santo pasaron muchos montos de dinero y que siempre los convirtió en edificios, bienes de consumo, alimentos para el Oratorio, es decir, para sus jóvenes, para los cuales trabajaba y dedicaba su vida entera.

En las finanzas, es importante para la casa de Don Bosco:

• Confiar en la providencia, que nunca descansará para ayudarnos.

• Ayudar a la providencia, dado que el carisma salesiano nos anima a no quedarnos sentados esperando que todo caiga del cielo, sino a movilizarnos y buscar los recursos para el bien.

• El objetivo nunca puede perderse: el bien educativo de los muchachos y muchachas.

Las finanzas son esenciales y necesitamos educarnos para un buen uso, distribuir los ingresos y egresos de nuestra casa, saber que hay posibilidades de fraude para los cuales debemos estar preparados y saber qué resolución tomar ante estas situaciones. Es evidente que necesitamos aprender a manejar los nuevos lenguajes financieros.

Los recursos económicos son elementos fundamentales con los cuales podemos vivir y realizar muchas actividades de nuestra vida, no podemos dejarlos de lado. No todo se puede, y no siempre se puede, es algo que aprendemos desde la educación.

Una buena planificación es fundamental para satisfacer nuestras necesidades según los recursos que tengamos a disposición. No podemos gastar más de lo que tenemos y no podemos jugar con la temeridad si no tenemos capacidad para afrontar todos los gastos.

Saber decir no a algunas propuestas financieras es un buen ejercicio de templanza, virtud gratamente animada y propuesta por Don Bosco para los seguidores del carisma salesiano que impulsaba en sus casas y en sus admiradores.

En la época de lo inmediato, aprender que todo tiene un tiempo para las cosas es fundamental.

Saber decir no cuando no se puede o no se está seguro. Sobre todo, cuando hay invitación a gastar de más, o a la adquisición de nuevos compromisos económicos. Saber frenar a tiempo algo que no es necesario es importante.

En la casa de Don Bosco, hablar o tomar conciencia de las tentaciones era algo cotidiano, no desde lo negativo, sino de la realidad en que nos encontramos todos los seres humanos.

A veces, lo fácil e inmediato puede jugarnos un mal momento. En esto las tentaciones financieras pueden, en la actualidad, tener un peligro al no ver el dinero en efectivo y llevarnos a sumar más deudas de las que en realidad podemos asumir. Cuidado, como dice un refrán: “No todo lo que brilla es oro”.

Sería muy bueno para nosotros aprender de las economías solidarias y cotidianas de las casas que nos puedan aportar elementos significativos para el análisis programático de la economía.

Don Bosco nos enseña que la economía es importante para el bien que se busca, sabiendo que también puede haber tentación en su uso. La educación financiera y la ascesis monetaria, es decir, la capacidad de autorregulación en el uso de los recursos econó- micos, no están ajenos al sendero del Evangelio vivido según el estilo salesiano.

Para ir finalizando, podemos decir: aprender a manejar el dinero, saber hasta dónde gastarlo, tener cuidado con “los ofertones económicos”, no dar datos personales de cuentas bancarias, sobre todo cuando nos contactan por medio de los móviles personales, tener un ejecutivo bancario que nos asesore y ayude en las cuentas financieras y también poner en manos de Dios los bienes materiales para que podamos usarlos bien y en bien de nuestras familias.

VERSIÓN INTERACTIVA

Por Darío Oroño, periodista

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