Otra identidad generacional: Propuesta de pastoral con jóvenes adultos

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La Pastoral Juvenil salesiana en nuestro país goza de la participación de innumerables laicos/as en el acompañamiento de las experiencias asociativas, animación de las catequesis y en otras iniciativas educativo-pastorales. Gran parte de ellos son voluntarios que entregan su tiempo, motivados por su vocación cristiana e incentivados por el carisma de Don Bosco.

Los jóvenes adultos sostienen en gran medida la asesoría de niños/ as, adolescentes y jóvenes y, al hacerlo, su identidad cristiana y salesiana se fortalece. No obstante, percibimos la carencia de una propuesta de acompañamiento específico, donde puedan crecer compartiendo sus experiencias, búsquedas y necesidades propias de la etapa que viven.

En este sentido, sus interlocutores no son los niños ni adolescentes que acompañan, pues los desafíos de crecimiento son otros, propios de su edad, experiencias vitales y madurez en la fe.

Se nos presenta el desafío de acompañar y ayudar a profundizar las experiencias de estos asesores, que se encuentran entre el límite de su etapa juvenil y la adopción de roles característicos de la vida adulta.

Erik Erikson, importante psicoanalista que contribuyó en la psicología del desarrollo, planteó que son dos los principales desafíos de crecimiento en la juventud adulta: amar y trabajar. Nosotros agregamos un tercer elemento: creer.

Estos jóvenes adultos necesitan expandir la generosidad a través de experiencias de amor a los demás, con todo lo que eso conlleva. Al mismo tiempo, dados sus mayores avances en el desarrollo de experiencias cognitivas, competencias y habilidades de diverso de orden práctico, buscan sentirse útiles a otros, realizarse a sí mismos, sentirse productivos y creativos desde la experiencia del trabajo.

Es en esta etapa de la vida donde comienzan las primeras experiencias laborales y se muestran colectivamente aportando en la creación de una sociedad mejor.

Fruto de vivir con mayor compromiso su experiencia creyente por el servicio apostólico que realizan, importa que vayan ganando mayor adhesión a Jesucristo y la Iglesia, donde se explicita con mayor lucidez el proyecto de vida personal.

Las interrogantes y búsquedas de respuestas a inquietudes que exige esta etapa tienen una importancia clave, ya que hay una evolución psicorreligiosa que durante el período juvenil se caracteriza por la búsqueda de un sentido para la existencia que gradualmente adquiere un carácter comprensivo en todos los aspectos de la vida.

Dado el rango extenso de edades a considerar, es necesario diferenciar según generaciones, donde se comparten estilos de vida, códigos culturales, sensibilidades, intereses y, en definitiva, las formas en que se hacen visibles socialmente. Importa discernir la conveniencia de subdividir este amplio tramo de edad en dos, por ejemplo, aquellos jóvenes de entre 22 y 25 años, de los que tienen entre 26 y 30 años.

Aunque se puede reconocer que hay entre ellos orientaciones y características comunes, tienen diferentes hitos históricos, contextos distintos y, desde ahí, se elaboran vivencias personales también disímiles, lo que deja ver la difusa y compleja relación entre historia y biografía.

¿Cómo favorecer el acompañamiento de nuestros jóvenes adultos en sus búsquedas? Creemos que hay condiciones que garantizan su factibilidad pastoral:

> Invitarlos a constituirse en pequeños grupos de personas para ir conformando comunidades de vida y acción.

> Grupos ojalá mixtos, de siete a 10 integrantes.

> Encuentros periódicos a definir y tiempos disponibles.

> Asesoría de un adulto/a con competencias para este tipo de acompañamiento, donde las inquietudes, cuestionamientos y búsquedas requieren respuestas a la altura de los desafíos socioculturales (ver Christus Vivit 246).

Todo comienza convocando a los jóvenes con una propuesta de vivir la experiencia comunitaria, con la finalidad de crecer en la vida de fe, donde se comparta la acción desde una mirada creyente en Jesucristo, o sea, con clara identidad en sus objetivos.

Quien acompañe o se introduzca en este servicio requiere capacitarse permanentemente para estar a la altura del desafío. Comúnmente las inquietudes y dudas van presentándose desde las propias experiencias que se viven, con temáticas propias del mundo afectivo-sexual, horizontes de la sociopolítica, sentido de la vida, coyuntura cultural, social y eclesial. Es una oportunidad valiosa para educar en la práctica del discernimiento y crecimiento en la capacidad de diálogo.

Comúnmente, en esta etapa de vida se tiende a operar desde la potencia cognitivo intelectual, donde las ideologías brotan en el transcurso de la confrontación y vivencia grupo/comunidad. La experiencia comunitaria, por lo tanto, es el lugar privilegiado para la comparación y búsqueda sincera, pues prima el valor de la fraternidad sin renunciar al disenso.

Un grupo de jóvenes adultos no toleraría evadir cuestiones vitales de la vida sociocultural y política, así como problemáticas propias de la vida eclesial, a menos que se limite a cuestiones intrascendentes y no conducentes a lo que la realidad les va exigiendo, con la justificación de resguardar “la pacífica convivencia”.

Estamos en un tiempo y espacio donde la enseñanza social de la Iglesia puede desarrollar toda su riqueza en vista de favorecer mejor las implicancias actuales de un buen cristiano y ciudadano, según la intención de Don Bosco, que más allá de optar por los jóvenes en su querer profundo, colaboraba a una sociedad con valores cristianos.

De estos espacios privilegiados pueden también potenciarse las opciones vocacionales de mayor incidencia para la vida de la Iglesia y sociedad. En la vida eclesial, ya que desde la profundización de la opción creyente y el servicio pastoral pueden nacer opciones más trabajadas para la vida de mayor disponibilidad (vida religiosa), como la opción vocacional a profundizar la mayor intimidad (opción matrimonial) y también la vocación por la macrocaridad, como lo llama el Concilio Vaticano II (el servicio a la vida política).

Por Equipo Inspectorial de Pastoral Juvenil

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